La ideología de la derecha es tan respetable como la de la izquierda, y cuanto más respetuosas, más fácil es que se aproximen. El puente de la tolerancia ni una ni otra deben quebrarlo nunca… Los extremismos, por el contrario, son un riesgo evidente. La entrada de Bulgaria y Rumanía en la UE ya produce su primer chirrido: añade escaños bastantes para que la ultraderecha tenga grupo y financiación propios. Y se presenta con el No a Turquía, con el No a la Constitución, con el No a la prohibición de los racismos… Los excesos, en política, no es que sean peligrosos: son el peligro. La intolerancia engendra los fundamentalismos; anula la posibilidad de la elección y la duda, cegada por sus apisonadoras certezas. Porque brota del negro miedo a lo que pretende combatir. Muy mal asunto.