Ser musulmán en Tenerife es estar «desamparado y bajo una constante amenaza». Así lo afirma en un escrito el presidente de la Junta Islámica de España, Mansur Escudero, quien manifiesta que «son muchos los musulmanes que en Tenerife tienen que callar y agachar la cabeza ante los insultos» que reciben de parte de la ciudadanía.

La noticia dada a conocer por EL MUNDO de una mujer canaria a la que han agredido ya tres veces por llevar hiyab – pañuelo en la cabeza – en la capital tinerfeña «no es única», denuncia Escudero. «Un nacional sirio, musulmán, residente en la isla, desde hace tiempo viene sufriendo insultos y amenazas racistas por parte de algunos de sus vecinos, por ser el único musulmán que vive en su edificio», afirma el presidente de esta organización musulmana en España.

La Junta Islámica exige a las instituciones que tomen las medidas oportunas para acabar con los brotes xenófobos en la capital tinerfeña. Desde la Junta Islámica se muestra una «profunda preocupación por las noticias que no cesan de llegarnos desde la isla de Tenerife, relativas a lo que están padeciendo algunos fieles musulmanes por el simple hecho de profesar la fe islámica». El caso más llamativo, según esta organización, es el denunciado por la canaria Zoraya, de 29 años, que se convirtió al Islam a los 16 «por amor a Dios, sin esperar que esa decisión le fuera a reportar tanto dolor y sufrimiento».

Esta organización insiste en que la gran mayoría de los musulmanes españoles y extranjeros que viven en España «son, somos, gente de paz». Además, denuncia que existe «poco interés» y «nula ayuda» de las instituciones políticas locales en buscar soluciones al respecto, porque próximamente habrá elecciones autonómicas y municipales.

Escudero asegura que «nadie quiere implicarse, pues es sabido que los musulmanes, la mayoría de los residentes en España, no votan, y tras el 11 – S, el 11 – M y el año de oleada masiva de inmigrantes que se ha vivido en Canarias, a ningún partido parece interesarle posicionarse en defensa de los legítimos derechos de la comunidad musulmana, quizás ante el temor de perder votos. Pero los musulmanes no somos números, no somos estadísticas, somos seres humanos que, como los demás, sentimos y sufrimos».