El calvario de los refugiados y asilados en Marruecos
ABC, 11-01-2007El marfileño Souleymane Berte muestra su documentación de refugiado que proporciona ACNUR
TEXTO Y FOTO: LUIS DE VEGA CORRESPONSAL
RABAT. «Eran las cuatro de la mañana y llegaron a casa derribando la puerta. Cogieron mi móvil y mi dinero. Cuando les enseñé mis papeles de refugiado (de ACNUR) los rompieron mientras decían que eso no significaba nada en Marruecos». Así relata Souleymane Berte, refugiado de Costa de Marfil, la redada efectuada por agentes marroquíes en Rabat el pasado 23 de diciembre.
La operación se saldó con la expulsión a Argelia de unos 250 subsaharianos, entre los que había una decena de refugiados y 60 demandantes de asilo, como ha reconocido Johannes Van der Klawn, representante en el reino alauí del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Van der Klawn teme que se hayan cometido otros abusos en operaciones efectuadas los últimos días en la ciudad de Nador o en el Sahara Occidental, que ocupa Marruecos desde 1975.
El ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaissa, desmintió ayer estas informaciones en el Parlamento, donde dijo que no han expulsado a subsaharianos en posesión de «documentos auténticos».
Las autoridades marroquíes no suelen diferenciar entre los «sin papeles» y los que son refugiados o demandantes de asilo. Media docena de autobuses trasladaron en doce horas a Souleymane y a todos los demás, entre los que había mujeres, niños, enfermos y disminuidos.
«Nos soltaron y obligaron a andar hacia Argelia por el campo. Los militares argelinos empezaron a disparar y cuando reculábamos los marroquíes abrían fuego», cuenta a ABC este joven nacido en 1981. Finalmente muchos de ellos lograron escapar amparados por la noche y refugiarse en el campus universitario de Uxda.
Allí empezaron a denunciar no sólo el trato recibido de Marruecos al expulsarlos y la negativa de Argelia a recibirles, sino historias mucho más macabras de robos, palizas y violaciones que no es la primera vez que se producen.
Souleymane regresó a Rabat el 1 de enero gracias a la ONG española Elín. Al día siguiente acudió a ACNUR a renovar sus papeles de refugiado, aunque reconoce que siguen sirviéndole de poco en caso de que haya otra redada. Varias decenas de los expulsados han logrado volver a la capital.
ACNUR tiene sede en Marruecos, país firmante de la Convención de Ginebra sobre los refugiados, pero el Gobierno mantiene a sus funcionarios en una posición de bloqueo al no acabar de legalizar su situación, lo que impide que realicen su trabajo. Más de dos semanas después de la redada de Rabat, ACNUR no había recibido permiso de las autoridades para desplazarse a Uxda, según fuentes de la organización.
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