Parece una noticia propia de otras épocas, pero el sarampión está generando inquietud entre los catalanes. La enfermedad, vírica y muy contagiosa, ha reducido su incidencia durante las últimas décadas hasta limitarse a un número escasísimo de afectados cada año.


En todo el 2005, por ejemplo, se tuvo constancia de cinco casos en Cataluña. Pero algo pasa últimamente: en tres meses se han contabilizado 89 enfermos de sarampión, suficiente como para que la Generalitat hable de un brote de este enfermedad que se consideraba desterrada. Y ya ha comenzado a tomar medidas.


Desde hoy mismo, la sanidad pública catalana inicia un programa especial de vacunación que incluirá a más de 32.500 niños de entre 9 y 15 meses de edad. «Normalmente, la vacuna triple vírica se administra a los 15 meses y a los cuatro años», han explicado las autoridades sanitarias. Sin embargo, han añadido, «en este caso se ha decidido adelantar la medicación después de detectar algunos casos de sarampión».


El citado tramo de edad se considera especialmente importante dado que, al llegar a él, el bebé ya ha perdido la protección transmitida de madre a hijo, por lo que es más vulnerable al contagio. Sin embargo, la eficacia de los fármacos suele ser más baja, con lo que estos niños deberán ser vacunados de nuevo a los 15 meses.


Con los inmigrantes


Los especialistas están convencidos de que la enfermedad ha llegado con los inmigrantes, ya que no hay noticias de un virus con origen autóctono desde hace medio siglo.


Los responsables sanitarios catalanes tienen localizado el foco y creen posible que una sola persona haya sido el origen único de todo el brote, al propagar la enfermedad en su entorno más cercano.


La Generalitat, de todos modos, evita hablar de «alarma» en el servicio de atención sanitaria, y recuerda que no es tan extraño que el virus sea portado por personas procedentes de países con alta incidencia de sarampión, en los que a menudo se carece de vacunación por deficiencias en el sistema sanitario o que incluso no se realiza esta protección por razones culturales.