ANTÒNIA JUSTÍCIA – BARCELONA

La Confederació del Comerç de Catalunya duda de la legalidad e insta a las autoridades competentes a tomar cartas en el asunto
Los comercios gestionados por ciudadanos chinos dedicados a la venta mayorista se están convirtiendo en Barcelona en los principales proveedores de los top manta de artículos como bolsos y otros complementos. En almacenes ubicados en calles como Ali Bey, Casp o Ausiàs Marc, donde abunda este tipo de comercios, es constante el ir y venir de, sobre todo, subsaharianos que tras unos minutos en el establecimiento salen cargados con bolsas de plástico llenas básicamente de bolsos. La mayor afluencia se produce los jueves y los viernes, cuando los vendedores ambulantes se proveen cara al fin de semana.

La situación, comprobada por La Vanguardia,no es desconocida para la Confederació del Comerç de Catalunya, que cuestiona la legalidad de este tipo de transacciones comerciales. “Muchos son inmigrantes ilegales que no tienen papeles y menos aún un código de identificación fiscal (CIF) con el que hacer este tipo de compras. Porque para comprar en las tiendas mayoristas tiene que haber una factura de por medio y para ello hay que acreditar con un CIF que te dedicas a la venta al detalle”, explica Miguel Ángel Fraile, secretario general de la confederación.

Sin embargo, el Ayuntamiento asegura que la mayoría de este tipo de establecimientos tienen licencia tanto para vender al detalle como al por mayor y que, por tanto, no se puede negar la venta a nadie ni hablar de ilegalidad. Fuentes oficiales del Consistorio recuerdan que lo que está prohibido es la venta ambulante y que, como máximo, las inspecciones que se realizan a este tipo de comercios van en la línea de comprobar que entre la mercancía y la venta no existan ni falsificaciones ni copias, porque entonces sí que incurrirían en un delito contra la propiedad intelectual. Pero a raíz de lo comprobado por La Vanguardia,no hay ninguna duda de que las compras de este tipo de clientes nada tienen que ver con una venta al detalle. De hecho, la diferencia de precios entre el detalle y la compra al mayor es la que marca que la reventa sea beneficiosa. Suelen adquirir en cada compra una media de ocho a diez bolsos, una adquisición que según todas las fuentes consultadas en materia de comercio, requeriría a todas luces un identificativo fiscal. “Sabemos que no es un tema fácil y que la solución no viene sólo a través de las inspecciones que pueda llegar a hacer la Guardia Urbana ni de las multas que amparados en la ordenanza del civismo se impongan a los top manta.Para detectar si se están cometiendo irregularidades es necesario también un control fiscal y de Hacienda que haga aflorar este tipo de comercio sumergido”, comenta Fraile, quien insta a “las autoridades competentes” a tomar cartas en el asunto.

Por la experiencia que tienen en el tema, y a raíz de la venta ilegal de corbatas de marca que se produjo hace unos años (se ponían en circulación hasta 50.000 corbatas en un día), el secretario general de la confederación sabe que detrás de la venta ilegal, sea en la calle o en los mercadillos, se halla un negocio muy lucrativo que mueve centenares de millones de euros en toda España.

Los vecinos del Eixample más próximos a estos comercios también han denunciado la situación en reiteradas ocasiones ante la Guardia Urbana y los Mossos d´Esquadra. Consideran que tanto delito cometen los top manta como los que los proveen. “No tenemos absolutamente nada en contra de los que intentan ganarse la vida vendiendo en la calle, pero si de verdad se quiere erradicar una práctica ilegal hay que ir a por los proveedores”, explica Charo Martínez, una de las vecinas de la zona que han montado una especie de vigilancia permanente para denunciar estas prácticas.