Investigan a un grupo de paquistaníes que se reúnen en una mezquita ceutí

ABC, 10-01-2007

CARMEN ECHARRI

CEUTA. Germen de prácticas radicales, meros encuentros espirituales, reuniones marcadas por un excesivo celo religioso… Las asiduas visitas que determinados grupos de inmigrantes paquistaníes acogidos en el CETI (Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes) de Ceuta realizan a la barriada del Príncipe Alfonso, y en concreto a algunos centros religiosos, han levantado sospechas entre la Policía, que ya ha iniciado varias vías de investigación.

Las pesquisas todavía no han arrojado resultado clave alguno pero se mantienen activas, más si cabe tras el último golpe policial asestado en pleno corazón de la barriada y que se saldó con el arresto de 11 presuntos islamistas radicales y el encarcelamiento de siete. Estos individuos se habían convertido en asiduos visitantes de la mezquita Atawba, considerada centro neurálgico de encuentros radicales explotados por los grupos salafistas.

Pues bien, por esta misma mezquita han pasado algunos de los inmigrantes paquistaníes que buscan en el Príncipe – barrio situado a más de cinco kilómetros del campamento en el que residen – ese recogimiento religioso que pudiera terminar en una problemática vinculación con el radicalismo más visceral.

A falta de pruebas concretas, la Policía explota los seguimientos y controles aleatorios como única vía para garantizar cierto control de unas visitas que han causado sorpresa entre los vecinos y alerta entre las Fuerzas de Seguridad. «Sabemos, porque lo hemos investigado, que no acuden hasta esta zona para traficar con drogas como hace años sucedía con los nigerianos. Las únicas sospechas que mantenemos están vinculadas a prácticas religiosas que pueden terminar manipuladas», concretan fuentes policiales.

Los inmigrantes, siempre en grupos y siempre asiáticos, acuden a centros concretos de la zona del Príncipe sobre los que se sospecha cierta radicalidad, mientras desechan las prácticas religiosas que supuestamente se realizan en otros locales más cercanos a su campamento de acogida.

Fuentes de un servicio de información policial consultadas por ABC apuntan la imposibilidad de controlar a todos los inmigrantes paquistaníes que llegan hasta el CETI de Ceuta y reconocen que muchos de ellos arrastran conflictivos historiales políticos en su peregrinaje clandestino. Historiales sobre los que resulta impracticable un análisis al detalle, por lo que se corre un riesgo imposible de atajar cuando se permiten los traslados de asiáticos desde Ceuta hacia la Península sin que exista un estudio concreto de su persona y de cuáles son sus hábitos.

La Delegación del Gobierno en Ceuta organiza de manera aleatoria salidas de grupos de inmigrantes a la Península con el objeto de desmasificar el CETI, pero no existe un control sobre cada clandestino. Los servicios de información reconocen haber tenido constancia de la presencia de grupos de inmigrantes procedentes de Ceuta que, una vez en la Península, terminan integrando bolsas de presuntos radicales.

El hilo conductor

¿Dónde tienen lugar los contactos iniciales de los inmigrantes con los radicales de la Península? ¿Qué relaciones mantienen en las visitas a los centros religiosos del barrio del Príncipe? Cuestiones como éstas forman parte de los análisis y estudios que sobre el radicalismo y el extremismo llevan a cabo las distintas fuerzas policiales, aunque no existe un intercambio de resultados entre ellas. La clave está en encontrar ese fino hilo que enlaza las prácticas radicales descubiertas en la Península con la estancia de inmigrantes en puntos concretos de la Ciudad Autónoma.

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