El homicida de Castellar huyó a Rumanía horas después del crimen
El fugitivo intentó abrir la caja fuerte de la víctima y le robó la cartera
Las Provincias, 09-01-2007El joven rumano que estranguló a un vecino de la pedanía valenciana de Castellar con un cordón de albornoz intentó abrir la caja fuerte de la víctima tras forzarla con varios cuchillos. El homicida, que huyó a su país poco después de cometer el crimen, robó la cartera de Francisco Albors con el dinero que llevaba encima. El grupo de homicidios de la Guardia Civil de Valencia identificó al presunto homicida de Castellar en un tiempo récord. Tras interrogar a varios vecinos de la finca, inspeccionar la escena del crimen y reconstruir las últimas horas de vida de la víctima, todas las pruebas e indicios apuntan al mismo sospechoso: un joven rumano llamado Vasile que huyó a su país horas después del crimen.
Según ha podido saber LAS PROVINCIAS, el homicida forzó con varios cuchillos la caja fuerte de la víctima dentro de un armario empotrado, pero no consiguió abrirla. Además, le robó la cartera con su documentación, tarjetas de crédito y una cantidad de euros que no ha trascendido.
Al parecer, Vasile sabía muy bien que Francisco Albors, viudo y de 74 años de edad, guardaba en la caja fuerte joyas y dinero, porque lo había visto en más de una ocasión abrirla o cerrarla.
De carácter afable
La víctima y el presunto homicida mantenían una relación de amistad. El vecino de Castellar era una persona muy agradable en la conversación y el trato, pero guardaba las distancias en determinados asuntos.
La caja fuerte se abría con una llave y una combinación secreta que sólo conocía Francisco Albors. Por ello, una de las hipótesis que barajan los investigadores es que el joven rumano estranguló al anciano porque no le facilitó el código de apertura de la caja de caudales.
Varias horas después de cometer el crimen con el cinturón de albornoz de la propia víctima, el homicida huyó a su país, según informaron fuentes jurídicas.
LAS PROVINCIAS se puso ayer en contacto con la familia de Francisco Albors, que no quiso realizar ningún tipo de declaración y pidió que se respete su intimidad.
Los vecinos de la víctima destacaron su carácter afable. El taxista jubilado era el dueño de la finca donde residía en la calle San Salvador de Castellar. La víctima tenía varios pisos alquilados en su edificio, la mayoría a inmigrantes rumanos y sudamericanos. Era propietario también de varios campos de arroz, donde trabajaban algunos de sus inquilinos.
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