En 2006, los mexicanos que radican en Estados Unidos enviaron más de 24 mil millones de dólares en remesas, las cuales, a pesar de su importancia para algunas regiones y pueblos del país, aún no adquieren el potencial necesario para revertir la marginación, desempleo y migración.

Así lo destaca un análisis de la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados, al indicar que, a pesar de que en los últimos años creció de manera importante la captación de remesas de dólares que envían nuestros paisanos desde Estados Unidos, el marco legal en materia de empresas y casas de cambio dedicadas a esa actividad es prácticamente inexistente y permite todo tipo de abusos.

El coordinador del Grupo de Trabajo de Migración del tricolor en San Lázaro, Edmundo Ramírez Martínez, dijo que el 98 por ciento de las remesas que se envían por los mecanismos formales que son registrados por el Banco de México (Banxico) se utilizan para bienes de consumo de las familias beneficiadas, como puede ser la compra de un televisor, la construcción de una casa, alimentación, ropa y otro tipo de gastos que no repercuten en la comunidad.

Sólo el 2 por ciento de las remesas, que en 2006, según estimaciones del Banxico, fueron del orden de 24 mil millones de dólares, se invierte en proyectos productivos que fomentan el empleo, la infraestructura de las comunidades expulsoras de mano de obra o la creación de empresas familiares que permitan frenar la migración.