"La Hora". ECUADOR: "Triste adiós a compatriotas"
Prensa Latinoamericana, 07-01-2007Cientos de papeles y flores blancas blandiendo al cielo despidieron ayer a Carlos Alonso Palate en su natal Picaihua, a donde, el hasta ahora lejano horror del terrorismo, llegó en forma de muerte.
Rostros tristes, lágrimas y proclamas contra el terrorismo rodearon la plaza central de Picaihua, donde se celebró la misa para despedir a Carlos, de 35 años, que hace cuatro años viajó a España en busca de mejores condiciones de vida, pero que murió en el atentado perpetrado por ETA el pasado sábado en el aeropuerto de Madrid.
Cubierto con la bandera de su club de fútbol y escoltado por un cartel en el que sus hinchas le aseguraban que su nombre “queda impregnado en el equipo”, en el que era conocido como “El Tanque”, al menos medio millar de vecinos despidieron a Carlos Alonso.
La dolorosa situación y el fuerte sol que pegaba sobre la plaza de la parroquia de Picaihua provocaron varios desmayos a Elvia, la hermana de la víctima de ETA, que era asistida por una integrante de la asociación de emigrantes Rumiñahui.
Condena al terrorismo
Las curtidas manos de la madre de Carlos, María Basilia Sailema, y las de sus hermanos, Luis Geovanni y Luis Jaime, blandían con resignados movimientos las servilletas blancas para condenar al terrorismo que se llevó a Carlos Alonso.
Cientos de voces se unieron en un “Padre Nuestro” que estremeció aún más a la madre de la víctima y al pueblo, que conmovido, levantó otra vez, su blanca protesta en favor de la paz y contra el terrorismo, del que sólo habían oído hablar en las noticias.
A un costado del ataúd, y junto a otros familiares, María Juana Sailema, tía de la víctima, con la experiencia de sus 68 años de vida, no alcanzaban a comprender la muerte de su sobrino, mientras cerca de ella, salían cánticos: “..más allá del sol, yo tengo un hogar”.
Nuevos cánticos desataron la angustia de la madre cuando el resto coreaba “cómo no creer en Dios si me ha dado los hijos y la vida”.
Al término de la misa, Luis Aníbal Sailema, amigo del fallecido, aseguró que “sólo se tarda un minuto en decir hola y toda una vida en decir Adiós. La gran moraleja que deja Carlos es: sueña como si fueses a vivir para siempre y vive como si fueses a morir hoy mismo”
Estacio será velado en Machala
Mientras tanto, a la medianoche de ayer era esperado en Guayaquil el cadáver de Diego Armando Estacio, el segundo ecuatoriano víctima del atentado perpetrado hace una semana en Madrid.
El cuerpo fue trasladado por un avión de la Fuerza Aérea Española, Boeing 707.
El féretro estuvo acompañado por 29 familiares, tres psicólogos del Ayuntamiento de Madrid, la Secretaria de Estado de Emigración e Inmigración, Consuelo Rumí; la Directora de Organismos Multilaterales e Iberoamérica, Anunciada Fernández de Córdoba, y el Director General de Asuntos Consulares del Ministerio de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel de Frutos.
En la capital española acudieron a despedir a la comitiva los funcionarios diplomáticos de la Embajada del Ecuador en España y los Cónsules General y Honorario del Ecuador en Madrid, así como altas autoridades del Gobierno español.
En el país era esperado por el embajador Carlos Esterellas, quien en representación del gobierno nacional se encargó del traslado del cuerpo a Machala.
Estacio es la segunda víctima mortal del atentado de ETA contra un aparcamiento de la terminal T-4 del aeropuerto madrileño de Barajas.
Penosa búsqueda
Los restos mortales de Estacio, de 19 años, fueron recuperados a las 08.35 GMT, después de una larga búsqueda que empezó el pasado día 30, cuando la banda terrorista ETA colocó una furgoneta bomba en el aparcamiento de la terminal 4 del aeropuerto de Madrid-Barajas.
Diego Armando, según la autopsia preliminar, murió por insuficiencia respiratoria, y la asfixia pudo ser a consecuencia de la inhalación de gases o bien por aplastamiento, ya que estaba sepultado por 40.000 toneladas de escombros comprimidos con capas de coches y forjado.
El cadáver estuvo acompañado durante su estancia en el Instituto Anatómico Forense madrileño por sus padres, Winston Estacio y Jaquelin Sivisipa, su hermana Carmen y su novia, Verónica Arequipa, además de cerca de un centenar de amigos.
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