Las mezquitas que un día fueron iglesias
Mahoma asegura: «No se ha de quitar ningún objeto de una iglesia para
La Razón, 07-01-2007Madrid – En la carta que remitió al Papa Benedicto XVI a finales de año en
la que reclamaba el uso de la catedral de Córdoba para sus oraciones, la
Junta Islámica de Almodóvar del Río (Córdoba) justificaba sus intenciones
transcribiendo una cita de Mahoma en la que declaraba la prohibición de
«arrojar a un obispo de su obispado, a un sacerdote de su iglesia, a un
ermitaño de su ermita. No se ha de quitar ningún objeto de una iglesia
para utilizarlo en la construcción de una mezquita o de casas de los
musulmanes». La realidad, y un mínimo análisis histórico, demuestran que
esta afirmación es tan falsa como otras afirmaciones de la carta.
La misma catedral de Córdoba, sobre la que ahora diversas entidades
musulmanas reclaman sus supuestos derechos históricos, es un ejemplo
paradigmático de esta práctica supuestamente prohibida por el profeta. Con
la conquista musulmana de la Península Ibérica, la conversión de las
catedrales y las principales iglesias en mezquitas fue la práctica
habitual. En Córdoba, como en las poblaciones más importantes, los
invasores islámicos se encontraron que la ciudad se organizaba en torno a
la basílica de san Vicente mártir y el complejo episcopal visigótico.
Toledo, Zaragoza y Valencia
En un primer momento, el
templo cumplió las funciones de mezquita, pero poco más tarde, las
necesidades propias de oración de los musulmanes – la orientación hacia La
Meca, la ausencia de ornamentos figurativos – llevó a la construcción del
templo islámico, para lo que derribó la basílica cristiana y, como todavía
se puede comprobar en una visita al lugar – y en contra de cita de Mahoma
utilizada por la Junta Islámica – , se utilizaron algunos elementos
arquitectónicos (como columnas y capiteles) para la construcción de la
mezquita. Al igual que en Córdoba, los musulmanes que conquistaron la
España visigoda, repitieron este proceso en ciudades como Toledo, Zaragoza
o Valencia.
Sin embargo, las tribus norteafricanas que invadieron la
península Ibérica no fueron las únicas empecinadas en contrariar los
deseos de su profeta Mahoma recordados ahora por la Junta Islámica. Más al
este, en la otra gran incursión dentro del antiguo imperio Romano, los
otomanos se aprovecharon de los templos cristianos para dirigir su oración
hacia La Meca.
De Estambul a Budapest
En su
visita a Turquía hace poco más de un mes, Benedicto XVI, tuvo un minuto de
recogimiento en la mezquita Azul de Estambul, pero en ningún momento
evidenció dirigirse «al único Señor del cielo y la tierra» en su visita a
otro lugar donde hubiera estado más justificada su oración, en la basílica
de Santa Sofía. Construida en el siglo VI, la iglesia de Hagia Sofía (la
Divina Sabiduría) fue un templo cristiano hasta 1453, cuando Estambul cayó
en manos de los otomanos y fue rápidamente convertida en mezquita. Los
musulmanes no tuvieron escrúpulos a la hora de destruir y cubrir los
mosaicos que adornaban la enorme cúpula por tratarse de representaciones
humanas, prohibidas por el Corán. El templo tuvo un uso islámico hasta que
el fundador de la actual patria turca, el laicista Mustafá Kemal
«Ataturk», lo convirtió en museo en 1935. Otro Papa, Pablo VI, el primero
en visitar el lugar en 1967, se arrodilló y rezó durante unos instantes
ante un mosaico que representa a la Virgen María en una de las capillas
laterales. Su gesto suscitó una crítica tan grande de los musulmanes que
ninguno de sus sucesores (Juan Pablo II y Benedicto XVI) que ha vuelto al
lugar se han atrevido a repetirlo.
Y en contra de lo que se pudiera
argumentar, la práctica de convertir los templos cristianos en mezquitas,
prohibida por Mahoma según la Junta Islámica, ha continuado hasta nuestros
días. Una de las imágenes que permanece en la retina de primeros momentos
de la independencia de Argelia, en los años sesenta, es precisamente la
ocupación de los templos cristianos por parte de la mayoría musulmana.
Aunque en su vecino Marruecos, su anterior monarca Hassan II llegó a
afirmar que en su país no ocurriría igual, y las iglesias no serían
convertidas en mezquitas, lo cierto es que en los últimos tiempos, aquella
buena intención no ha sido totalmente respetada y en ciudades como
Casablanca, la mezquita de Palestina ha sido instalada en una iglesia
católica construida en los años veinte del pasado siglo.
En la primera Guerra Mundial, el genocidio que los turcos practicaron
contra la población armenia, que costó la vida a un millón de personas en
apenas un lustro, también supuso la destrucción de más de quinientos
templos cristianos y la conversión de doscientas ochenta y dos iglesias en
mezquitas.
El caso de Chipre
Y en otros de los
puntos «calientes» de la actual Unión Europea, Chipre, la situación no es
mejor. Tras la ocupación turca de parte de la isla en 1974, la minoría
musulmana se vio reforzada y reconvirtió para sus rezos setenta y siete
iglesias cristianas, según recoge el informe de los observadores
internacionales enviados por Naciones Unidas. Otras muchas fueron
destruidas o saqueadas. No es de extrañar, que su posición de apoyo a la
ocupación de la pequeña isla mediterránea sea una de las principales
trabas que aleja a Turquía de su ingreso en la Unión Europea.
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