«¿Regresar a mi país? ¿Para qué? En Madrid nos han tratado muy bien»

La Razón, 07-01-2007

Madrid – «¿Regresar a Ecuador? ¿Para qué?», reflexiona en voz alta Jorge
Velasco, ecuatoriano nacido en el sur de Quito, y residente en Madrid
desde hace seis años. Jorge tiene 34 años, mujer y tres hijos. Desde que
llegaron, sus vidas han transcurrido tranquilamente «al margen de la
legalidad». Jorge y sus hijos no consiguieron regular sus papeles hasta
2005, cuatro años después de su llegada a España, y a su mujer, aún le
queda esperar un mes más para respirar tranquila. «No me gusta la palabra
ilegal – comenta Jorge – , porque siempre se relaciona con las armas y las
drogas. Las personas son personas, no seres legales o ilegales».
   Jorge decidió venir a vivir a España de la noche a la mañana. Con dos
empleos en Quito, un cargo electoral y un puesto de relaciones públicas en
una marca cervecera, ganaba unos 170 dólares al mes en 2001, un salario
relativamente superior al promedio. Sin embargo, cuando Jorge cruzó el
Atlántico para realizar un curso de capacitación en España, hizo un simple
cálculo que cambiaría el resto de su vida: cambió en sucres las 10.000
pesetas que había ganado por trasladar a su amigo de Madrid a Valencia. En
sucres, la cifra le pareció sorprendente, por lo que decidió no regresar.
Su mujer y sus hijos se trasladaron al poco tiempo.
   Aunque la
familia Velasco reconoce «no saber cuál es el problema de la
discriminación», pues «España nos ha tratado muy bien», han tenido que
vencer muchos obstáculos para regular su situación. «El precio de los
papeles», como Jorge lo llama, tuvo un coste elevado, ya que las empresas
se negaban a contratarle de forma legal e incluso se aprovechaban de su
inseguridad para explotarle: «Ganaba 300 euros por diez o doce horas de
trabajo como butanero», declara Jorge.
   

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