Tegucigalpa. El año viejo dejó un récord de deportados de Estados Unidos. El año nuevo, según se vislumbra, pretende superar esas cifras. En estos primeros seis días de enero ya suman tres los vuelos que han venido de esa nación, y que trajeron 340 hondureños en calidad de deportados, según los recuentos que lleva el Centro de Atención al Migrante Retornado (CAMR) de Toncontín.

Unos vuelven con la ilusión de aventurarse en esa travesía y otros con la clara convicción de que ese no es el futuro que desean, ni siquiera en “sueño”.

Lo cierto es que las autoridades preven un año duro. “Creemos que será un año similar a 2006, con un alto número de personas deportadas. Sin embargo, implementaremos algunos planes de reinserción para contribuir de alguna manera en la prevención de más emigración”, declaró Rosario Murillo, enlace entre el CAMR y la Dirección de Migración.

PLAN DE REINSERCIÓN

Hace dos meses el Instituto de Formación Profesional (Infop) firmó un convenio de cooperación con Migración para ofrecer becas de estudios a los hondureños que son deportados de Estados Unidos.

“En el centro hacemos la recopilación de los datos de los retornados y les proponemos está posibilidad, y ellos nos manifiestan si tienen interés. De ser así nosotros nos contactamos con ellos y vemos de qué manera se pueden reinsertar al mercado laboral”, amplió Murillo.

Hasta el momento no manejan estadísticas de las personas que ya forman parte de este proyecto. Pero para Jesús Maradiaga, un hondureño que fue deportado ayer, eso no aportará nada para detener la migración hacia el extranjero.

“Yo trabajé de mensajero en Hondutel, me despidieron y luego no encontré trabajo, aunque sabía algunos oficios. Por eso me fui y me vuelvo a ir porque la situación de trabajo acá es macaneada”, relató Jesús, de 35 años y residente en esta ciudad.

Pare este ciudadano, lo que debe hacer el Estado es generar fuentes de trabajo que permitan tener una vida digna en el país. El año anterior hubo unas cien mil deportaciones desde Estados Unidos, México y Guatemala. Casi 25 mil de ellas fueron por la vía aérea, mientras que las restantes se realizaron por las fronteras terrestres.