Diego Armando Estacio "falleció por insuficiencia respiratoria"
La segunda víctima del atentado de ETA murió asfixiada
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, estuvo presente durante la extracción del cuerpo
La Vanguardia, 06-01-2007Madrid. (Agencias).- Tras una dura búsqueda que se ha prolongado durante toda la madrugada, esta mañana el equipo de rescate conseguía recuperar primero el vehículo y luego ya el cadáver de Diego Armando Estacio, ecuatoriano de 19 años, a las 9:35 horas. La autopsia practicada al cadáver revelaba que Diego Armando Estacio “falleció por insuficiencia respiratoria”. Ésta es la segunda víctima del mortal atentado cometido por ETA el 30 de diciembre en el aparcamiento de la T-4 de Barajas, hace ahora una semana.
El cuerpo sin vida del ciudadano ecuatoriano ha sido “plenamente identificado” y se encontraba en “relativamente buen estado” por su lejanía del foco del fuego de la explosión según confirmó hoy el director de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, Joan Mesquida, que se encontraba en las inmediaciones del hospital de campaña instalado junto al módulo ‘D’ del aparcamiento derruido de la T-4.
El cadáver del joven ecuatoriano fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se le practicó la autopsia que reveló que la víctima “falleció por insuficiencia respiratoria”, Así lo indicó hoy el vicepresidente segundo y consejero de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, Alfredo Prada, a las puertas del Instituto Anatómico Forense.
El responsable de Interior informó de que el cadáver será embalsamado y conducido a las 16.00 horas a la base aérea de Torrejón de Ardoz, desde donde será repatriado a Ecuador a las 17.00 horas. Asimismo, señaló que “por deseo expreso de la familia” se ofrecerá un oficio religioso íntimo en la morgue. El cónsul de Ecuador en España, Leopoldo Robayo, confirmó que será repatriado a las 17.00 horas de hoy en un avión de la Fuerza Aérea Española desde el aeropuerto militar de Torrejón de Ardoz.
Fin a una espera angustiosa
Los familiares de Diego Armando podrán tener así con ellos, finalmente, el cuerpo del joven, después más de 150 horas de angustiosa espera en las que vieron como se esfumaban las esperanzas de encontrarle con vida.
Ver los cadáveres era algo muy importante para las familias, según explicó a Efe una de las psicólogas del Samur, quien dijo que los parientes de Diego Armando, tras la aparición del cuerpo, el miércoles, de Carlos Alonso Palate, continuaban esperando, aunque sabían que su familiar iba a tener el mismo final y sólo esperaban el cuerpo para despedirlo.
En este proceso de aceptación colaboraron, según los psicólogos, las visitas que los parientes, tanto de Diego como de Carlos, han realizado a la zona del atentado, lo que les ha servido para hacerse a la idea de la muerte, ver la realidad e ir adivinando el desenlace.
Tanto en el caso de Diego como de Carlos se han dado desde el principio numerosas y trágicas coincidencias, que comenzaron cuando el día 30 los dos llegaron a Barajas para recoger a viajeros que llegaban de Ecuador y ambos decidieron quedarse durmiendo en el aparcamiento mientras otra persona iba a recibirlos.
En el caso de Diego acompañó a su novia Verónica Arequipa, que iba a recoger a su madre y otros familiares. Precisamente estos parientes relataron que vieron desde el aire el atentado antes de aterrizar.
Esta circunstancia, la de estar durmiendo, hizo que ninguno de ellos se percatara de que las fuerzas de seguridad estaban inspeccionando los seis módulos de aparcamiento buscando los explosivos y desalojando, a voces, a las personas que veían por allí.
Otra coincidencia más ha sido que en los dos casos han sido localizados poco después de que los familiares señalaran con más precisión el lugar donde estaban aparcados.
En el caso de Diego, su novia, Verónica, esta misma mañana reubicó el lugar ya que no se trataba del segundo piso como ella misma había indicado (el mismo donde estalló la furgoneta bomba) sino el primero. Carlos estaba en la planta cero.
El padre de Diego Armando, Winston, vivió desde el hotel donde fueron trasladados el mismo día del atentado, “desesperado”, la búsqueda de su hijo y si bien sostenía al principio que solo deseaba que apareciera con vida, según pasaban los días decía resignado que el mayor deseo de la familia era “encontrarlo esté como esté, como Dios lo haya querido”.
El dia 31 llegaron de Milán la madre de Diego Jaquelin Margarita Sivisapa y su hermana, Carmen Margarita Estacio, junto con un bebé. La novia de Diego, Verónica, que fue la primera en alertar de la desaparición del joven en la comisaría del aeropuerto, tuvo que ser atendida de un ataque de ansiedad.
Posteriormente relató que cuando intentó acceder al aparcamiento tras recoger a sus familiares ya no se podía entrar y que cuando preguntaron qué pasaba le dijeron que no lo sabían.
Desde el principio se ha estado trabajando “día y noche” y al “máximo ritmo” en la zona del atentado, pero con la lentitud necesaria para poder compaginar tres tareas: Desescombrar, buscar supervivientes o restos humanos y recoger datos par la investigación.
El día uno se llegó al núcleo de la explosión, el día dos se localizó la zona donde podrían estar los coches y el día cuatro se localizó el vehículo de Diego.
Diego y Carlos estaban sepultados por 40.000 toneladas de escombros comprimidos, como un sandwich, con capas de coches y forjado, consecuencia de la detonación de cientos de kilos de explosivos entre 200 y 800 que provocaron un colapso del edificio comparable al de las Torres Gemelas.
Las circunstancias han convertido a estos dos inmigrantes en las primeras víctimas mortales de ETA en más de tres años y medio y las primeras de nacionalidad ecuatoriana.
El padre de Diego mostraba su estupor: “Esto nunca nos lo esperábamos, sabíamos lo qué era ETA, pero jamás pensaba que iba a pasar esto con mi hijo”.
Fin a tres años y medio sin muertes
El rescate esta mañana del cuerpo del ciudadano ecuatoriano Diego Armando Estacio de entre los escombros del párking de la T-4 del aeropuerto Madrid-Barajas le ha convertido en la segunda víctima mortal su compatriota Carlos Alonso Palate rescatado el miércoles fue la primera de ETA desde el 30 de mayo 2003, día en el que fueron asesinados en Sangüesa (Navarra) los policías nacionales Julián Embid y Bonifacio Martí.
Sus muertes han puesto fin a un periodo de tres años y medio sin víctimas mortales por parte de la organización terrorista, desde que ésta asesinara en 2003 a los policías nacionales.
Embid y Martín, de 53 y 56 años, respectivamente, fallecieron por la explosión de una bomba-lapa que los terroristas habían adherido a los bajos del vehículo del Cuerpo Nacional de Policía que utilizaban como oficina móvil del DNI.
(Puede haber caducado)