Rosa Cano forma parte de la asociación Columbares desde el año 1988. Esta ONG se encarga de diseñar y desarrollar programas culturales y educacionales, entre otros, que garanticen la inserción de los colectivos más desfavorecidos. Desde que entró a formar parte de esta asociación Rosa Cano se levanta todos los días con el ánimo de vencer sus propios prejuicios, ya que «todos los tenemos, pero hemos de ser coherentes con nuestro trabajo y predicar con el ejemplo, o de poco sirve trabajar en pro de la inserción total de inmigrantes y otros colectivos desfavorecidos».

– ¿Qué es Columbares?

– Somos una asociación sin ánimo de lucro que empezó su andadura en la década de los setenta, aunque oficialmente se constituyó en el año 1986. Como toda asociación, ha atravesado por distintas fases de participación. Primero se centró en la mejora de condiciones en las pedanías, y ahora estamos en una segunda fase en la que nos centramos en el diseño y desarrollo de programas culturales y sociales. Principalmente trabajamos en torno a cinco bloques: inmigración, formación, juventud, medio ambiente y participación social.

– ¿Cuáles son sus principales proyectos para este nuevo año?

– En dos décadas de trabajos continuados, hay ya algunos proyectos que se vienen desarrollando todos los años, pero van sufriendo transformaciones. Al principio nos centrábamos en proporcionar alojamiento a inmigrantes . Pero ahora nos estamos centrando en proporcionarles el arrendamiento de viviendas, sirviendo de intermediario con el arrendatario. Los inmigrantes pagan un canon para ir haciéndose responsables de la inserción económica, y poco a poco van siendo ellos los que tratan con los propietarios de las viviendas. Ahí es cuando nuestro trabajo finaliza, y podemos decir que se ha dado una integración total a la sociedad.

– ¿Qué es para usted la palabra inmigrante?

– Para mi significa ni más ni menos que personas que vienen de fuera, con hábitos culturales, sociales y económicos distintos a los nuestros, pero que por ello no son menos que nosotros. Todos tenemos prejuicios y hemos de trabajar todos los días en vencerlos, ser consecuentes con lo que hacemos, y no dejarnos influir por las generalizaciones. Además yo, que trabajo diariamente con estas personas menos favorecidas, puedo asegurar que conociendo otras culturas nos damos cuenta de lo pobre que es la nuestra. Estoy segura que dotando de identidad a cada una de las personas extranjeras que viene a Murcia, seríamos capaces de vencer muchas de las barreras que ponemos para su integración.

– ¿Es la sociedad murciana receptiva para con los inmigrantes ?

– Lo somos y bastante. Aunque solemos tener algún que otro prejuicio no somos racistas, sino xenófobos, que no es ni más ni menos que tener miedo a lo desconocido, y en parte es normal.