Los bomberos localizan el cuerpo del ecuatoriano Carlos Alonso Palate

Diario de Navarra, 04-01-2007

Los bomberos localizan el cuerpo del ecuatoriano Carlos Alonso Palate

El inmigrante, que llevaba 5 años en España, eleva a 818 los asesinatos de ETA

Los equipos de rescate localizaron a las 18.30 horas de ayer los restos de uno de los dos ecuatorianos desaparecidos desde que ETA voló los aparcamientos de la T – 4 del aeropuerto madrileño de Barajas. Según el Servicio de Emergencias se trata del cadáver de Carlos Alonso Palate, de 35 años y trabajador de una fábrica de plásticos en Valencia.

MELCHOR SÁIZ – PARDO. COLPISA. MADRID.



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Día: Jueves, 4 de enero
Edición: 4GENERAL
Número de Página: 2
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Dos miembros de la Policía Científica examinan los escombros en busca de los cuerpos o de pistas. EFE
Carlos Alonso Palate. EFE

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Los restos fueron hallados dentro del amasijo de hierros retorcidos en los que quedó convertido el Renault Clio de color rojo, en el que el ecuatoriano echaba una cabezada el 30 de diciembre cuando una bomba destrozó el módulo D del aparcamiento de la terminal. Alonso Palate eleva a 818 el número oficial de personas asesinadas por ETA.

El hallazgo, tal y como esperaban los equipos de Emergencias y Bomberos, se produjo en el nivel estratigráfico correspondiente a la planta cero de lo que fue el módulo D y muy cerca de la plaza 423, donde había quedado aparcado el turismo, según reveló el amigo de Palate a cuya esposa habían acudido a recoger. Al parecer, la onda expansiva del potente artefacto desplazó el coche sólo un poco a uno de los laterales antes de que las cinco plantas superiores colapsaran y se derrumbaran sobre el coche del ecuatoriano.

A diferencia de la mayoría de los turismos que se encontraban en esa planta, el coche de Palate no se incendió con la explosión, por lo que su cadáver se encuentra «en condiciones de ser reconocido por el procedimiento visual ordinario», explicó el director de Protección Civil de Madrid, Alfonso del Álamo.

Nuevos datos aportados por los familiares sobre la ubicación del coche permitieron «reorientar» la búsqueda de modo que hacia las 18.30 horas un bombero localizó la placa del vehículo, en el que podía verse una manta que asomaba por una ventanilla.

Tras alcanzar el vehículo casi reptando, los bomberos pudieron rasgar la manta y comprobar que bajo la misma se hallaba el cadáver de Alonso Palate.

El hecho de que el cuerpo estuviera cubierto con una manta y la posición reclinada del asiento confirman la hipótesis de que la víctima se había quedado a descansar en el interior de su vehículo, señaló del Alamo.

Sin pistas del desaparecido

El vehículo, un Renault Clio, estaba en la planta cero, bajo cinco forjados, que dos grúas trataban anoche de apartar completamente. Al lugar se trasladaron el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno y del fiscal Vicente González Mota para proceder al levantamiento del cadáver.

La búsqueda de los restos de Diego Armando Estacio, el otro inmigrante desaparecido, va a ser aún mucho más difícil, explicaron ayer mandos de Emergencias. Su coche estaba estacionado en la plaza 307 de la segunda planta, en el mismo nivel que la furgoneta bomba y a 20 metros de ésta. Los vehículos de esta planta hasta ahora recuperados son irreconocibles.

Todos los coches de esas zonas están calcinados y reducidos a menos de medio metro de altura, el espacio que quedó entre planta y planta después del derrumbe del edificio. De estos automóviles sólo sobreviven, en el mejor de los casos, las estructuras metálicas más resistentes, pero ni rastro de matrículas, pinturas, tapicerías, neumáticos o revestimientos interiores.

Los más de mil grados centígrados que se alcanzaron en las primeras horas del incendio han derretido hasta los motores de la mayoría de los turismos. El intenso calor, que incluso hizo saltar las cerraduras de los coches, fue tan fuerte que en muchos casos deshizo los bastidores donde figura el número de identidad del automóvil, lo que dificulta aún más las tareas de los especialistas. Cien horas después de la explosión, los pedazos de hormigón desenterrados siguen aún muy calientes.

Alfonso del Álamo, explicó ayer que los técnicos están convencidos de que la tremenda onda expansiva desplazó todos los coches antes de que el edificio colapsara, y que es probable que buena parte de los vehículos cayera a un patio interior, lo que aún dificultaría más el acceso.

En cuatro días, ya se han retirado 3.000 toneladas de materiales y 156 vehículos.

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