Localizan el cuerpo sin vida de uno de los dos desaparecidos tras el atentado de ETA
Los restos del ecuatoriano Carlos Alonso Palate fueron encontrados en el interior de su coche en la planta cero del aparcamiento de Barajas Los bomberos temen que el cadáver de Amador Estadio esté volatilizado
Diario Vasco, 04-01-2007MADRID. Los equipos de rescate encontraron a las 18.30 horas de ayer los restos de uno de los dos ecuatorianos desaparecidos desde que ETA voló los aparcamientos de la T – 4 del aeropuerto de Barajas. Según informaron fuentes del Servicio de Emergencias se trata del cadáver de Carlos Alonso Palate, de 35 años y trabajador de una fábrica de plásticos en Valencia.
Los restos fueron hallados dentro del amasijo de hierros retorcidos en los que quedó convertido el Renault Clio de color rojo, en el que el ecuatoriano echaba una cabezada el pasado 30 de diciembre cuando a las 9.01 horas de la mañana una bomba de ETA destrozó el módulo D de los estacionamientos de la nueva terminal.
El hallazgo, tal y como esperaban los equipos de Emergencias y Bomberos, se produjo en el nivel estratigráfico correspondiente a la planta Cero de lo que fue el módulo D y muy cerca de la plaza 423, donde había quedado aparcado el turismo, según reveló el amigo de Palate a cuya esposa habían acudido a recoger. Al parecer, la onda expansiva del potente artefacto desplazó el coche sólo un poco a uno de los laterales antes de que las cinco plantas superiores colapsaran y se derrumbaran sobre el coche del ecuatoriano.
A diferencia de la mayoría de los turismos que se encontraban en esa planta, el coche de Palate no se incendió como consecuencia de la explosión, por lo que su cadáver se encuentra en relativas buenas condiciones. No obstante, los Bomberos y la Policía Científica tuvieron que trabajar durante horas para extraer los restos mortales del coche.
Mucho más difícil
La búsqueda de los restos de Diego Armando Estacio, el otro inmigrante desaparecido, va a ser aún mucho más difícil, explicaron ayer mandos de Emergencias. Su coche se hallaba estacionado en la plaza 307 de la segunda planta, en el mismo nivel que la furgoneta – bomba y a escasos 20 metros de ésta. Los vehículos de esta planta hasta ahora recuperados son irreconocibles.
Todos los coches de esas zonas están calcinados y reducidos a menos de medio metro de altura, el espacio que quedó entre planta y planta después del derrumbe del edificio. De estos automóviles sólo sobreviven, en el mejor de los casos, las estructuras metálicas más resistentes, pero ni rastro de matrículas, pinturas, tapicerías, neumáticos o revestimientos internos. Los más de mil grados centígrados que se alcanzaron en las primeras horas del incendio han derretido hasta los motores de la mayoría de los turismos. El intenso calor, que incluso hizo saltar las cerraduras de los coches, fue tan fuerte que en muchos casos deshizo los bastidores donde figura el número de identidad del automóvil, lo que dificulta aún más las tareas de los especialistas. Cien horas después de la explosión, los pedazos de hormigón desenterrados siguen aún muy calientes.
Macabra rutina
Hasta el hallazgo de los restos de Palate, la búsqueda de los cadáveres de los dos desaparecidos se había convertido en una macabra rutina. Dos excavadoras retiraban unos pocos metros cúbicos de escombros del Módulo D. Los perros olisqueaban los cascotes recién desenterrados. Dos grúas con enormes tenazas escarbaban y rescataban los restos de un nuevo coche y lo depositaban a veinte metros de la ‘zona cero’. De inmediato, una veintena de agentes de la Policía Científica, bomberos y funcionarios de Protección Civil examinaban el vehículo calcinado para tratar de saber de qué turismo se trata. Y vuelta a empezar.
A pesar de lo laborioso de la tarea para identificar todos los coches, el desescombró no paró ayer en ningún momento. 110 volquetes sacaron hoy otras mil toneladas de cascotes. En cuatro días, ya se han retirado más de 3.000 toneladas de materiales.
Otros camiones se encargaron de llevar hasta un aparcamiento cercano de AENA los coches ya examinados, donde volvieron a ser inspeccionados. A primera hora de la tarde de este miércoles ya habían sido retirados 156 vehículos destrozados de debajo de los escombros. Los técnicos estiman que de haber otro centenar de turismos sepultados.
La única buena noticia desde la ‘zona cero’ la dio el director de Emergencias. Del Álamo anunció que no será necesario demoler los dos módulos de aparcamientos C y E contiguos al lugar de la explosión. No obstante, estas áreas deberán ser sometidas a serios trabajos de reconstrucción.
Por su parte, el Gobierno Vasco llamó a los ciudadanos a concentrarse en silencio hoy al mediodía durante quince minutos ante las instituciones, para mostrar su «repulsa más absoluta» a la utilización de la violencia.
La coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria se solidarizó con los afectados por el atentado de Barajas y afirmó que «ETA tiene la responsabilidad de que esto termine; así se lo exigimos». Convocó para hoy a los ciudadanos en los lugares y horas habituales. En San Sebastián la concentración será a las 20.15 horas ante la Paloma de la Paz.
Por otra parte, la Policía investigaba anoche la denuncia presentada por la familia de un ciudadano uruguayo que tenía previsto volar desde Madrid hacia su país el pasado día 30 y al que aún no han localizado, si bien las primeras pesquisas apuntan a que no se encontraba en Barajas. Fuentes del Ministerio del Interior señalaron que consideran poco probable que el ciudadano, cuya identidad no se ha facilitado, estuviera en la T – 4 ya que la hora del vuelo que debía tomar no coincide con la de la del atentado. A pesar de eso, se ha abierto una investigación para determinar si este ciudadano uruguayo pudiera encontrarse en el lugar de la explosión. COLPISA
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