Navidad fuera de casa

Diario de noticias de Alava, 02-01-2007

Navidad fuera de casa

La chilena Rosa Ortiz contempla a los niños en la pista de patinaje de La Florida.


rosa Ortiz Colina es chilena y lleva cinco años en Vitoria. Pese a estar a miles de kilómetros de su tierra natal, intenta seguir aquí algunas de las tradiciones navideñas de su tierra. Disfruta de estos días en compañía de parte de su familia, que está en Euskadi. Las reuniones siempre se hacen en casa de los padres o, si éstos faltan, en la del hermano o la hermana mayor.

La celebración gira alrededor de la mesa, en la que abunda la carne. “El día de Navidad comimos carne asada con ensalada y el 31, lo más típico, el pavo relleno de ciruelas o manzana”, detalla. Tras las doce campanadas, es costumbre que los chilenos salgan a la calle para dar la vuelta a la manzana . Sin embargo, tanto Rosa como sus familiares y amigos apenas lo hacen desde que viven en el exilio. “Consiste en recorrer los alrededores del domicilio con una maleta para atraer la buena suerte y los viajes”, explica. Lo que sí hacen los chilenos de Vitoria es felicitar el nuevo año dando abrazos a vecinos y amigos.

En Chile no existen los Reyes Magos, pero los niños no se quedan sin sus correspondientes regalos, ya que tienen la figura del Viejo Pascuero . “Es como Olentzero o Papá Noel y llega en Nochebuena”, explica Rosa. “Antes de los obsequios, salimos con los niños por Vitoria en busca del Viejo Pascuero, al igual que se hace allí en Chile”. No es más que una forma de tener entretenidos a estos pequeños, mientras se colocan los regalos en casa. “Incluso se hacen marcas de harina para engañarles y decirles que el Viejo Pascuero ha entrado por la cocina”.

cuba

Romper el coco

“Si hay mucha música, la fiesta está buena”, asegura el cubano Tadeo Tápanes, que reside en Barakaldo desde hace algo más de siete años. Además de llevar el ritmo en la sangre, esta isla es muy creyente y supersticiosa y eso se nota en la despedida del año y en el comienzo del siguiente. Sin embargo, según reconoce Tadeo, los ritos “no suelen practicarse cuando se lleva mucho tiempo fuera del país”. “El día 31 por la tarde, los sacerdotes de la santería hacen la predicción, que en Cuba se llama la Letra del Año , sobre todo lo que nos deparará el nuevo año”, explica este historiador. Sólo si el año que viene es mejor que el que se deja, se sigue la costumbre de botar el año ; esto es, tirar un cubo de agua en la calle para alejar los doce meses que se han dejado atrás.

Más brujería. El 85% de los cubanos compra la misma tarde de Nochevieja un coco. Mientras suenan las últimas campanadas se tira al suelo. Es la llamada lectura del coco . “Si se rompe y los trozos blancos quedan para arriba es buena suerte, pero si lo que se ve es la cáscara no es un buen augurio”, recuerda Tadeo, que asegura que se dan buena maña en arrojar con fuerza este fruto ya que, para los cubanos, que no se rompa el coco es símbolo de una muerte en la familia.

Este cubano reconoce que, después de llevar tanto tiempo en Euskadi, apenas sigue estas tradiciones. “Me he acostumbrado muy bien a las costumbres de aquí y soy el primero al que le encantan los langostinos”. Sin embargo, en Cuba, donde se come normalmente pescado durante todo el año, en Navidad predomina el lechón asado a la hora de cenar, además de ensaladas, maíz, arroz o alubias. “Todo ello sin que falte la cerveza y el ron, y eso es algo que sí seguimos”, subraya.

colombia

Lentejas en los bolsillos

Un txoko, un albergue a las afueras de la ciudad o la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de la plaza Bastiturri. Cualquier espacio puede servir para que los colombianos afincados en Vitoria celebren con amigos y familiares la Navidad. Según comenta uno de ellos, Jhon Freddy Hernández, “solemos celebrar más Nochevieja que Nochebuena”. Es en el último día del año, prosigue, “cuando añoramos más nuestro país. Por eso nos reunimos para hacer esa tristeza más llevadera”.

En los encuentros de la comunidad colombiana no falta el Belén, al que ellos se refieren como pesebre, la comida, la bebida y la música latina. Tampoco faltan los signos para atraer la buena fortuna. Los colombianos llevan, durante las campanadas, lentejas secas en los bolsillos para que haya suerte en las cuestiones económicas.

No obstante, el sentido de estas fechas navideñas es, para estas personas, básicamente religioso. Así, tanto Jhon Freddy como sus compatriotas cumplen desde el día 16 de diciembre hasta Nochebuena con la tradición de rezar la Novena , pequeñas oraciones y villancicos. En su país se va de casa en casa y se vive la fiesta en los barrios, pero aquí los colombianos se organizan para llevar a cabo las oraciones cada noche en un domicilio diferente. “Las cenas, tanto la de Nochebuena como la de Nochevieja, las hacemos siempre después de la medianoche, tras felicitarnos la Navidad y el Año Nuevo”, comenta.

Pero lo que sí echa de menos Jhon Freddy es al Año Viejo , un curioso personaje que se instala en cada calle de los pueblos y ciudades colombianas. Los niños se encargan de recubrirlo la última semana del año de trapos, monedas y pólvora. Tras las doce campanadas, el muñeco se quema. Como es lógico, el ruido de la pólvora no se escucha en las calles gasteiztarras pero es este estruendo el verdadero protagonista de la venida del nuevo año para los colombianos inmigrantes .

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