La primera razón que explica el tirón de la demanda de vivienda en Catalunya, y, en consecuencia, la confianza de los promotores en la continuación del ciclo expansivo de construcción de pisos, es el aumento del número de hogares que se registra año a año.

El peso de la inmigración y el efecto de los cambios sociológicos, con familias más pequeñas, el aumento de la longevidad y la necesidad de más viviendas que comportan los divorcios y el incremento de personas que viven solas explican el fenómeno.

Mientras que en las últimas décadas del siglo XX la cifra anual de nuevos hogares en Catalunya era de unos 30.000, con el cambio de siglo se ha triplicado. Entre el segundo trimestre del 2005 y el mismo del 2006, el número de nuevos hogares en Catalunya “ha aumentado en más de 100.000 unidades”, explica el catedrático Joan Oliver en el último informe semestral de situación y perspectivas de la economía catalana. “De este total, la aportación inmigratoria continúa situada por encima del 50%, como ha sido la tónica habitual desde el 2002”.

Desde el 2000, el número de hogares en Catalunya se ha incrementado en más de 434.000: desde 2,16 millones de finales del 2000 a los 2,6 millones del segundo trimestre del 2006. En este mismo periodo, se han acabado 442.725 viviendas, según los certificados finales de obra de los colegios de aparejadores.