100 desapariciones inquietantes

REPORTAJE

El País, 31-12-2006

100 desapariciones inquietantes
La policía sigue el rastro a un centenar de personas, entre ellas una veintena de menores
JESÚS DUVA – Madrid – 31/12/2006
 
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Decenas de familias están incompletas porque alguno de sus miembros desapareció un día sin dejar rastro. Muchos, secuestrados por su padre o su madre. ¿Está vivo o muerto? Nadie sabe darles respuesta. El 60% de las 15.000 denuncias por desaparición de personas que tramita cada año el Cuerpo Nacional de Policía son de menores de edad. La mayoría aparece tarde o temprano y, afortunadamente, con vida. Pero hay unos 100 jóvenes y menores fichados en la base de datos policial dentro de una carpeta titulada “desapariciones inquietantes”. Es una forma piadosa de decir que todo apunta a que están más muertos que vivos. En España han surgido múltiples asociaciones que se dedican a su búsqueda a través de Internet y en colaboración con Interpol y la Guardia Civil.
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“No damos de baja a nadie en nuestro archivo mientras no aparezca vivo o muerto”
Son frecuentes las desapariciones de niños que en realidad son “secuestros parentales”

Siempre que se habla de menores desaparecidos es inevitable hablar del caso de Juan Pablo Martínez Gómez, el llamado niño de Somosierra. Juan Pablo, que, de seguir vivo tendría hoy 30 años de edad, desapareció el 25 de junio de 1986 cuando viajaba con sus padres en un camión. El vehículo volcó cerca de Madrid, en el puerto de Somosierra, y jamás volvió a verse al chiquillo. Hay quien dijo que el pequeño pudo ser raptado por una pareja de automovilistas franceses que pasaba por el lugar del siniestro. Hubo incluso científicos que especularon con que su cadáver se hubiera deshecho como un azucarillo por el ácido fumante que transportaba el camión. Pero esta hipótesis nunca se probó.

El niño de Somosierra constituye uno de los mayores enigmas a que se han enfrentado los policías y guardias civiles especializados en desapariciones. Es uno de los 100 casos de “desapariciones inquietantes” que tiene en sus manos el Cuerpo Nacional de Policía. No le andan a la zaga los casos de David Guerrero, el llamado niño pintor de Málaga; la joven Gloria Martínez, desaparecida en 1992 de un psiquiátrico de Alicante, y las conocidas como niñas de Aguilar de Campoo, de las que no hay rastro desde salieron de una discoteca de Reinosa (Cantabria).

La policía tramitó 13.966 denuncias por desaparición en 2000; 14.966 en 2001; 15.631 en 2002; 15.785 en 2003; 16.021 en 2004; 16.297 en 2005 y unas 14.000 en el año que ahora termina.

En la actualidad siguen “vivas” unas 9.000 denuncias, correspondientes a otras tantas personas de las que se ignora su paradero. “Un fenómeno que cada vez se repite más es que buena parte de estas personas son extranjeras. Ahora mismo tenemos más de 5.800 casos de ciudadanos originarios de Colombia, Ghana, Marruecos…”, explica un inspector jefe del Grupo de Desaparecidos de la Comisaría General de Policía Judicial.

Otro hecho destacable es el incremento de menores inmigrantes desaparecidos: muchos de ellos han llegado a España en patera, son alojados en centros de asistencia y posteriormente huyen de los mismos para evitar su repatriación. Llegados a ese punto, las autoridades encargadas de su custodia optan por presentar denuncia por su desaparición. “Cada vez son más frecuentes los casos de supuesta desaparición de menores marroquíes. Al carecer de arraigo en nuestro país, es imposible localizarles y pasan a ser considerados desaparecidos”, recalca el policía.

Aparte están los casos de chicos y chicas que se escapan una y otra vez de sus domicilios y que prácticamente viven en una fuga permanente. Tal es el caso, por ejemplo, de una adolescente de Asturias de la que constan en los archivos policiales 33 denuncias por desaparición. O el de otra de Las Palmas que ha estado en idéntica situación un total de 20 veces. Otro hecho cada vez más frecuente es el de las presuntas desapariciones de niños que en realidad son “secuestros parentales”, es decir, que uno de sus progenitores decide llevárselo consigo sin el consentimiento del otro. En muchas ocasiones, el padre o la madre saca de España al chiquillo y, aunque la policía logre localizarlo, resulta muy difícil su repatriación al chocar con las leyes de los respectivos países.

“Cada año solemos tener unos 10 casos de desapariciones inquietantes. Es decir, de alto riesgo. Ahora tenemos unos 100, en su mayoría se trata de mujeres jóvenes, y entre ellos hay también unos 20 menores de edad”, explican los policías de la unidad central encargada de rastrear estos asuntos. “Nosotros no damos de baja a nadie en nuestros archivos mientras no aparezca vivo o muerto”, agrega.

La inspectora encargada de las desapariciones inquietantes recita de memoria los nombres de los niños cuyo paradero se desconoce. Se sabe, por ejemplo, el caso de Sara Morales, de 14 años, de la que no hay el menor rastro desde el 30 de julio de 2006. Salió de su casa de Las Palmas para ir al centro comercial La Ballena, donde había quedado citada con un amigo para ir al cine. Pero no llegó a su destino. Nadie sabe qué puede haberle ocurrido. Pero su padre, Sebastián Morales, mantiene que su hija jamás se habría marchado de casa voluntariamente. Y una vez más surge el interrogante: ¿cómo es posible que una persona se esfume sin dejar el menor rastro?

Inquietante también es lo que pudiera haberle ocurrido al niño Josué Monge García, de 13 años, que desapareció el pasado 10 de abril de Dos Hermanas (Sevilla). Dijo que iba en bicicleta a casa de un amigo… y jamás ha vuelto a saberse nada de él. Sin embargo, lo más misterioso es que su padre, Antonio Monge Rodríguez, desapareció 14 días después.

Como inquietante es lo que pudiera haberle ocurrido a Cristina Bergua Vera, de 17 años, desaparecida en 1997 en Cornellà de Llobregat (Barcelona).

Pero hay casos paradigmáticos como el del niño de Somosierra y el de David Guerrero Guevara, conocido como el niño pintor de Málaga, que lleva desaparecido desde el 6 de abril de 1987. ¡Casi 20 años! La policía ha seguido durante estos lustros varias pistas que conducían a Italia, Portugal, Suiza y otros países. Sin el menor éxito.

Enormes interrogantes sin respuesta constituyen asimismo el paradero de Gloria Martínez, que hoy tendría 31 años, la cual desapareció cuando estaba en un hospital psiquiátrico de Alicante; y el caso de Manuela Torres Bouggefa, de 16 años, y Virginia Guerrero Espejo, de 14, desaparecidas cuando hacían autoestop para regresar a Aguilar de Campoo (Palencia).

La base de datos de desaparecidos de la policía no está conectada con los ficheros informáticos de la Guardia Civil. “Son departamentos separados, aunque confluyen en la Base de Datos de Señalamiento Nacional (BDSN), que gestiona la Secretaría de Estado de Seguridad. Todas las órdenes de búsqueda en vigor están ahí registradas”, dice el inspector jefe.

Los familiares de estas personas han constituido numerosas asociaciones para ayudarse entre sí y pedir colaboración. A la vez, se han integrado en la Federación Nacional de Asociaciones de Familiares y Amigos de Desaparecidos (FEFAD), que está presidida por Cayetano Jiménez Calero, padre de Ana Belén Jiménez, de 19 años, que desapareció el 8 de julio de 1994 de Villarrobledo (Albacete).

Los familiares – sobre todo cuando se trata de menores – suelen quejarse de que las autoridades policiales no hacen todo lo que debieran. La FEFAD lucha por que el Ministerio del Interior tome medidas para “una real y total coordinación entre todas las fuerzas de seguridad del Estado, en el trabajo de búsqueda de personas desaparecidas, incluidas las policías autonómicas y locales, que, hoy por hoy no existe”. También aboga por que el Gobierno cree un único cuerpo policial especializado en la búsqueda de personas desaparecidas. Y, junto a estas demandas, que el Gobierno cree “un único banco de datos de identificación genética (ADN) que permita la comparación del ADN de todos los restos hallados sin identificar”

En la página de Internet http://es.missingkids.com que gestiona Interpol España y que da servicio a todos los cuerpos policiales que lo soliciten figuran 19 menores, de los cuales el más conocido es el niño de Somosierra. La Guardia Civil tiene varios más en su página http://www.guardiacivil.org/desaparecidos/index2.jsp

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