Dos cadáveres permanecen todavía sin identificar desde 2005 en las cámaras de congelación de largo recorrido del Instituto Anatómico Forense de Madrid. Allí hay tres tipos de cámaras frigoríficas para todos los cuerpos a los que se practica autopsia: de conservación temporal, para una sola unidad; de conservación, para seis; y de larga congelación.

24 cuerpos sin identificar son los que restan, de todos los encontrados en Madrid en 2005, en el Anatómico Forense. En ocasiones, los cadáveres pueden llegar a pasar más de un año allí confinados, y «alguno ha pasado hasta dos». Cierta saturación hace «muy necesarias», dicen desde dentro, las 140 cámaras de la próxima Ciudad de la Justicia.

La sección 22b del Cementerio Sur de la capital, en Carabanchel, acoge los entierros de beneficencia sufragados por el Ayuntamiento y realizados por los empleados de Funespaña. Se trata de 44 lápidas de granito liso y sin inscripciones, bajo cada una de las cuales hay seis cuerpos. La profundidad de cada nicho es de seis metros.

Una semana. En sólo ese tiempo, siete días, un cuerpo puede ya ser imposible de identificar, según los doctores del Instituto Anatómico Forense, habituados a bregar con casos de todos los colores. Las condiciones de temperatura y humedad son fundamentales para ello, y también si el cuerpo ha estado atechado o a la intemperie.

Inmigrantes. El perfil del cadáver sin identificar ha cambiado en Madrid en los últimos años con la avalancha de extranjeros, regularizados o no, que ha llevado a la Comunidad hasta los seis millones de habitantes. Antes se trataba sobre todo de indigentes, españoles o no. Ahora, muchos de los cuerpos anónimos son de extranjeros sin familia en Madrid.

400 muertos sin identidad había en España en octubre pasado, según datos de Interior. La Policía los denomina ‘no name’, ‘sin nombre’ en inglés, porque así lo hace también Interpol, que centraliza la información. La web www.inter – sos.com, dirigida por la ONG Inter – Sos, centraliza toda la información sobre desaparecidos en España.