VICIOS DE LA CORTE

VICIOS DE LA CORTE: Mezquita

El Mundo, 30-12-2006

Manuel Vázquez Montalbán, que nunca se colocó las babuchas ni se puso mirando a La Meca como Roger Garaudy, profetizó que la lucha final sería entre comunistas y ex comunistas. Un ex comunista, Mansur Escudero, psiquiatra y barbado, se ha puesto mirando a La Meca en actitud orante, delante de la Mezquita de Córdoba y ha confirmado, en parte, la profecía de Montalbán porque se ha armado la de Dios, entre ateos y creyentes, cardenales y obispos, concejales y diputados. Rosa Aguilar, que ya disputa el liderazgo de IU, le ha tirado de la barba a Gaspar; Monseñor Blázquez le ha dado un toque a Cañizares; el Papa, que también se quitó las sandalias de Pedro y rezó mirando a La Meca en la mezquita Azul, no sabe qué hacer porque le ha entrado pánico ecuménico y escénico. Mansur Escudero, zángano, converso y fardón, no preconiza la yihad sino la libertad religiosa, no reclama de momento Al Andalus como Bin Laden, pero dice que las mezquitas y las catedrales fueron edificadas para el Dios Unico y si es verdad que Roma defiende el ecumenismo, debe permitir que los musulmanes recen como lo hacían los cristianos cuando la mezquita era de los Omeyas.


Menudo mogollón se ha liado después de que el moro amigo, apóstata de dos dialécticas, la de Marx y la de Cristo, rezara acompañado de un imam las cinco plegarias prescritas por El Corán en la Puerta de San Sebastián. El obispo de Córdoba piensa como los comunistas locales que todo eso es una payasada, pero el circo y el cisco han llegado a Roma y a Toledo.


A mí todo esto me descoloca. Si yo fuera de alguna religión sería de la verdadera y si militara en algo sería en el Partido, pero es sabido que cada uno se corre como puede. En todo caso, si me cambiara de religión, me haría budista como Zapatero ya que de los tres monoteísmos me vienen recuerdos de hogueras y cruzadas.


Por mí, que pasen todos a la mezquita. Las tres religiones tienen parecido catecismo, los mismos tímpanos, semejantes flautas, idénticas arpas, la misma letra, análogos proverbios, los mismos ayunos, similar dieta contra el colesterol; las mismas tazas, candiles o butafumeiros con aceite perfumado o incienso volaban entre los arcos para soportar el hedor de los creyentes en la mezquita de Córdoba o en la catedral de Santiago.


A Rilke, que por poco termina mirando a La Meca, le dio pena y cólera que los católicos profanaran la mayor y más bella mezquita del universo, la de las 11 naves, 19 portales, 1290 columnas de jaspe, pórfido y alabastro.


Así que pasen y recen junto a las fuentes talladas por aquel mármol acarreado por 60 bueyes, entre las hileras de naranjos y palmeras. Yo me conformo con que una gitana me diga la buenaventura, como lo hizo la última vez, cuando se acercó a mí, con una ramita de romero.

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