'Babel', un cuento transfronterizo
La última película de González Iñárritu trepa por los muros de la incomunicación y golpea los prejuicios
La Verdad, 29-12-2006Alejandro González Iñárritu comenzó con su travesía creativa hace seis años con Amores perros, una película visceral y costumbrista que examinaba el tejido social de la Ciudad de México. Luego llegó 21 gramos, sólida propuesta cinematográfica a la que puso rostro Sean Penn y que se alejaba del mundo material, tangible, para centrarse en el dolor y los recovecos del alma humana. Ahora le ha tocado el turno a Babel, una historia sobre la incomunicación y lo absurdo de los prejuicios con la que el director mexicano cierra una trilogía insumisa con el concepto clásico – y lineal – de hacer cine.
González Iñárritu apuesta por el efecto mariposa para hilvanar un cuento, cuyo título alude al mito bíblico, interconectado por las pequeñas casualidades que, todas juntas, derivan en gigantescos terremotos. El director mexicano, que define el cine como una «experiencia emocional fragmentada», ubica Babel en tres países diferentes para trazar una parábola cultural que denuncia los prejuicios y ningunea la simbología de las fronteras, esas cicatrices de la historia que, más que en los mapas, perduran en las mentes de las personas.
Un rifle y un disparo
Con un reparto bien armado, encabezado por Brad Pitt, Gael García Bernal y Cate Blanchett, Babel ramifica su argumento a partir de la compra de un rifle en Tokio que acaba disparando a una turista estadounidense en Marruecos. A raíz de este incidente, cuatro historias diferentes se cuelan por la retina del espectador para demostrar que el dolor y el aislamiento, a pesar de las barreras idiomáticas y diferencias culturales, son sentimientos universales que hablan el idioma de la igualdad.
«Las fronteras están dentro de nosotros y son las más difíciles de combatir. Las peores barreras son las de los prejuicios, las ideologías, los nacionalismos y los fanatismos religiosos. Todo esto ha creado abismos insalvables entre los hombres», manifestó González Iñárritu durante la promoción de la película en Madrid, que le encumbró como el mejor director en el último Festival de Cannes.
Babel también ofrece una lectura política, aunque light, cimentada en el irrefrenable fenómeno de la inmigración. El cineasta nacido en la Ciudad de México mira de reojo al amigo americano, al norte, que pretende blindarse con un muro ante la llegada de miles de mexicanos. «Esta frontera que quieren construir es el monumento más grande a la estupidez humana. Un país que está hecho de inmigrantes y los trata de esta forma…», lamentaba el autor de Amores perros.
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