Muerte e inmigración

Las Provincias, 29-12-2006

PEDRO VILLALAR

Uno de cada cinco inmigrantes subsaharianos que han intentado viajar este año entre África Occidental y Canarias mediante los frágiles cayucos ha muerto en el intento. Las islas han recibido unos 30.000 inmigrantes; unos 6.000 han muerto en el viaje, aunque apenas se han rescatado unos 800 cadáveres.


Estas cifras ponen bien expresivamente de manifiesto el ímpetu ciego y la vehemencia irrefutable con que las generaciones emergentes del continente africano tratan de abrirse paso hacia un futuro que se les niega en sus países de origen.


Es claro que no hay demasiado margen para las políticas inmigratorias: además de las medidas adoptadas, habrá que invertir en repatriaciones disuasorias –ochenta millones de euros en tres años cuestan los retornos – y, muy especialmente, en el desarrollo del Sur: sólo dando horizontes a los africanos se conseguirá detener el drama del desarraigo, del incierto viaje al Norte, de la muerte.

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