Uno de los siete puntos esgrimidos por el obispo de Córdoba en su respuesta a la Junta Islámica Española no elude otro de los pasajes conflictivos de los últimos días. Sobre los reiterados intentos de capital árabe en los últimos años por crear en la capital cordobesa una gran mezquita que sea referente de los islámicos europeos, Asenjo no había querido pronunciarse hasta ahora. Ni siquiera tras conocer el proyecto de un destacado miembro de la Asociación de Musulmanes de Córdoba que llegó a presentar al Ayuntamiento y que promovía sobre 11.000 metros cuadrados a las afueras de la ciudad un complejo con mezquita, hotel, centro de estudios o restaurante. Al respecto, la nota del prelado matiza que «no se opone a que los musulmanes que viven en nuestra Diócesis tengan lugares de culto dignos, como lo desea también para los cristianos que viven en países de mayoría musulmana» en base a la libertad religiosa. A renglón seguido esgrime que «estos lugares deben ser proporcionados al número de fieles que practican el Islam, relativamente pequeño en Córdoba, habida cuenta del corto número de inmigrantes en nuestra provincia» (apenas unos 1.200 en la capital y entre 2.500 y 3.000 si se suma toda la provincia).