BALANCE DE 2006 / LA CIUDAD DEL AÑO
La UE, centinela en aguas africanas
El Mundo, 28-12-2006EL FRONTEX, OPERACION PIONERA. La aparición, a finales de 2005, de Mauritania como punto de partida de un importante flujo de inmigrantes irregulares hacia las Islas Canarias representó una amenaza preocupante para la política de control de fronteras exteriores de la Unión Europea. Esta situación se consolidó en un periodo muy corto de tiempo, convirtiéndose en pocas semanas en un serio problema que obligó a las autoridades españolas a reaccionar eficazmente.
El origen de esta crisis no puede buscarse en una sola dirección, sino que supone la interrelación de otras situaciones acaecidas con anterioridad, como son, entre otras, el reforzamiento de la vigilancia del Estrecho de Gibraltar, el fin de la crisis acaecida a finales de verano de 2005 en los perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla, lo que originó un importante refuerzo del control migratorio por parte de las autoridades marroquíes y el esfuerzo emprendido por el Gobierno español en la repatriación de inmigrantes hacia sus lugares de origen. Todos estos factores impulsan a las redes dedicadas al tráfico de personas a buscar nuevas rutas en la costa africana desplazándose hacia el sur.
Tradición pesquera. Tanto Mauritania como Senegal son países con una larga tradición pesquera, que aún hoy representa el medio principal de subsistencia para muchas familias. Por ello es muy frecuente ver atracados en sus puertos cientos e incluso miles de embarcaciones usadas por esas gentes para faenar de forma artesanal, los cayucos, que no son otra cosa que unas rudimentarias, pero muy marineras piraguas capaces de realizar grandes travesías incluso en difíciles condiciones de la mar. Los pescadores salen durante días e incluso semanas faenando en estas embarcaciones, lo que nos permite calificarlos como muy buenos marineros.
Las redes dedicadas al tráfico de personas pronto se dieron cuenta de que podían usar este tipo de embarcaciones y la experiencia de estos marineros para trasladar a los inmigrantes desde lugares mucho más alejados que los usados hasta entonces, lo que podría facilitar su actividad ilícita al poder acceder a la frontera europea por rutas menos vigiladas Así, en el mes de abril de 2006, se produjo la primera arribada masiva de cayucos a Canarias.El perfil era idéntico en todos los casos: prácticamente la totalidad de los inmigrantes que llegaban eran de origen subsahariano, llegaban en embarcaciones de unos 10 – 15 metros y con unas inscripciones en el barco muy características que, con el tiempo, hemos identificado como mauritanas, y presentaban buen estado físico, lo que hacía pensar que habían realizado una travesía de unos tres días como máximo.
Mafias impunes. Rápidamente se pudo comprobar que estas embarcaciones salían en su mayoría de la costa norte mauritana, de Nuadibú, convertida en punto de concentración de los inmigrantes procedentes de los países del Africa Occidental. Zarpaban a cualquier hora del día y con total impunidad, porque las autoridades encargadas de vigilar las costas en Mauritania no disponían de medios para proceder a su control.
Inmediatamente el Gobierno español estableció contactos con el mauritano y solicitó su autorización para enviar una embarcación de la Guardia Civil que, junto con agentes mauritanos, pudiese vigilar aquellas costas. La realización de estas patrullas mixtas tambien debía servir para formar a sus gendarmes, de modo que pudiesen hacerse cargo de las cuatro patrulleras de la Guardia Civil, cuyo trámite de donación a Mauritania ya estaba en marcha.El objetivo era formar al personal mauritano para que, una vez recibidas las embarcaciones, fuera capaz de vigilar su mar, momento en el que el dispositivo español regresaría. Muy pronto se empezaron a ver los primeros resultados, mostrando una importante reducción de las salidas desde esta zona.
Sin embargo las llegadas a Canarias no cesaban. Seguían arribando cayucos, aunque pudo apreciarse que las embarcaciones, aunque muy similares, se diferenciaban de las mauritanas porque eran algo más grandes (15 – 20 metros) y llevaban unas inscripciones mucho más coloridas. Tambien se observó que los inmigrantes que llegaban se encontraban más castigados físicamente, lo que hacía suponer que habían realizado una navegación mucho más larga, de más de cinco días. Senegal se había convertido en otro punto de salida de inmigrantes . De nuevo, el Gobierno español tuvo que reaccionar estableciendo contactos con las autoridades senegalesas para lograr la autorización que permitiese trasladar dos embarcaciones de la Guardia Civil, realizar patrullas mixtas con la policía senegalesa y proporcionar a este personal la formación necesaria para poder emplear dos patrulleras que se les iban a donar en el futuro. Senegal por su parte aportó a este dispositivo tres patrulleras de la Armada y un avión de vigilancia.
Ayuda europea. Igualmente se solicitó la ayuda del resto de los Estados miembros de la UE para solucionar de manera conjunta este problema. Esta petición se hizo a través de la Agencia Europea para la Gestión de las Fronteras Exteriores de la UE, Frontex, y en muy poco tiempo se tuvo respuesta de muchos Estados miembros: unos ofreciendo medios para desplegar en Africa (barcos o aviones) y otros ofreciendo expertos para desplazarlos a Canarias a colaborar con las autoridades españolas en la labor de identificar a los inmigrantes que ya habían llegado.
En la operación de vigilancia marítima se envió un segundo barco español y un helicóptero de la Guardia Civil a Mauritania para reforzar el dispositivo. En Senegal también se reforzó el despliegue desplazando un avión de la Guarda di Finanza y un barco de la Guardia Costiera, ambos italianos, además de un helicóptero español.Ante la posibilidad de que este importante despliegue en Mauritania y Senegal desplazara las salidas a Cabo Verde, se optó por enviar a ese país una corbeta portuguesa.
La denominada Operación Hera II comenzó el 11 de agosto y se ha mantenido hasta el pasado 15 de diciembre, cuando abandonaron el territorio africano los medios italianos, lo que ha supuesto un desembolso de más de tres millones de euros. Sin embargo, en costas mauritanas y senegalesas queda un importante despliegue de medios españoles, con tres patrulleras y dos helicópteros, que van a continuar en la zona.
Efecto disuasorio. El objetivo principal de la Operación Hera II fue el de crear un efecto disuasorio que convenciese a los inmigrantes para que no afrontaran el riesgo de la travesía hacia Canarias, pero en el caso de que lo hiciesen, interceptarlos dentro de las aguas jurisdiccionales de los países de partida, lo que permitiría devolverlos a sus autoridades gracias a los acuerdos bilaterales.
Durante esta operación se han interceptado en los países de partida un total de 3.900 inmigrantes en 58 cayucos, que han sido devueltos a sus puntos de origen. Esto, unido a las embarcaciones que no han zarpado gracias al efecto disuasorio creado y a los más de 5.000 inmigrantes repatriados desde Canarias, ha hecho que el esfuerzo realizado haya logrado un descenso significativo de los flujos de irregulares hacia Canarias.
No debemos olvidar lo complicado de los inicios, con algunas críticas por la tardanza en desplegar los medios en Africa o por la escasez de los recursos europeos implicados, pero hay que reconocer que había que realizar unos trámites que, si bien fueron un poco lentos, eran necesarios, ya que se trataba de una operación muy compleja en la que había que preparar las embarcaciones que se iban a desplegar para que estuvieran a punto lo antes posible. Esta operación, coordinada por España y liderada por la Guardia Civil, ha sido pionera en todos los sentidos, ya que era la primera vez que un despliegue europeo se desarrollaba en territorio de un Estado tercero.
Rescates de 12 horas. Ha habido momentos complicados, las condiciones adversas de la mar han provocado situaciones de peligro, obligando a las tripulaciones a realizar rescates en los que han arriesgado bastante más de lo que profesionalmente se les podría exigir, poniendo en peligro sus vidas. Algunos de estos rescates han durado más de 12 horas y se han realizado con olas de varios metros, debiendo izar a los inmigrantes a pulso hasta la patrullera.Eran los propios subsaharianos, una vez a salvo, los que lloraban y agradecían su acción a la tripulación española, conscientes de que habían sido salvados de una muerte segura, pese a que a la vez se había abortado su ilusión de lograr una vida mejor.Tambien los guardias civiles, una vez desembarcados los inmigrantes , se abrazaban entre ellos, orgullosos de la labor que acababan de realizar.
Gracias a este esfuerzo humano, junto a otros factores, como las repatriaciones, se ha logrado que el flujo de inmigrantes que llegan a Canarias se haya reducido considerablemente. Ahora debemos consolidar esta tendencia, por lo que es previsible que la presencia española continúe en Africa durante un largo periodo.
Eduardo Lobo es comandante de la Guardia Civil y coordinador del dispositivo Frontex.
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