Después de que decenas de inmigrantes asaltaran en varias ocasiones en Nochebuena la valla de Melilla, las alarmas han saltado no sólo en ese lado de la frontera entre España y Marruecos, sino también en Ceuta. Las autoridades temen que los ‘sin papeles’ puedan repetir el intento el día 31, aprovechando la supuesta relajación que existiría en Nochevieja. Pero en Ceuta la situación no es tan preocupante como pueda serlo en Melilla. «Aquí no hay bolsas de inmigrantes », aseguran fuentes de la Delegación del Gobierno.

Y es que desde Marruecos se implicó en la lucha policial contra la inmigración tras el salto masivo del 29 de septiembre de 2005, al otro lado del perímetro fronterizo ceutí nunca ha habido más que unas pocas decenas de subsaharianos en pequeños grupos. No obstante, dando muestras indirectamente de la relajación que en este sentido existe, desde la Delegación del Gobierno se asegura que los servicios de información de los cuerpos de seguridad están investigando actualmente cuál es la situación exacta en los bosque marroquíes próximos a la frontera de Ceuta.

Dispositivo

Esta información será determinante a la hora de montar el dispositivos de vigilancia, y desde el centro gubernativo se reconoció que el del día 31 podría ser «especial». Aunque de momento «no hay nada de qué preocuparse», aseguran las mismas fuentes.

La preocupación de los cuerpos de Seguridad sigue estando en el paso fronterizo del Tarajal, el principal ‘agujero’ que actualmente tiene en Ceuta el blindaje contra la inmigración ilegal, con la entrada de asiáticos ocultos en vehículos. Aunque sin olvidar el mar, una vía que las mafias siguen sin descartar.

Mientras tanto, el Centro de Estancia Temporal (CETI) continúa con una cifra de acogidos por debajo de sus 512 plazas. Las salidas continuas de inmigrantes durante las últimas semanas que se puso en marcha por decisión de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración con el fin de descongestionar el centro del Jaral.

La mayoría de los extranjeros han abandonado Ceuta con una orden de expulsión inejecutable en la mano, al haber sido denegado su permanencia en España, pero ser imposible su repatriación a su país de origen por no haber un convenio de extradición.