Los alojamientos nocturnos para el frío acogen a una media de 30 personas cada día
Los dos centros de Donostia han recibido durante el mes que llevan abiertos a un centenar de 'sin techo'. La mayoría de los acogidos son de origen africano.
Diario Vasco, 26-12-2006MIKEL SORO/
SAN SEBASTIÁN. DV. Una media de 30 personas sin techo ocupan cada noche una cama en los dos centros de acogida fijos que existen en Gipuzkoa, ambos en San Sebastián. Tanto el Neguko Aterpea municipal, en el centro asistencial de Zorroaga como Hotzaldia, de Cáritas, en Intxaurrondo, han visto aumentar su ocupación según descendía el termómetro. Estas últimas noches, los dos alojamientos se han llenado de calor humano.
Tras un mes largo de puesta en marcha, una muerte ha ensombrecido el positivo balance en ambos centros de acogida. El fallecido había pasado dos noches en un estado lamentable en el Hotzaldia de Intxaurrondo, a donde le llevó un voluntario tras verle en la calle en mal estado físico. Esta persona, «de 38 años, se negaba a ser trasladada a un hospital a pesar de la insistencia del educador, que le vio con inflamaciones y mal física y psíquicamente», señala José Antonio Lizarralde, Pottoko, coordinador del centro y del comedor del aterpe en la Parte Vieja. Finalmente fue llevado en ambulancia y falleció en el Hospital Donostia. Es un suceso puntual, un contrapunto precisamente a la salud que rezuma el lugar para quienes dejan de pasar frío una noche cualquiera en la capital guipuzcoana.
El nuevo centro del alto de Zorroaga un espacio sólido, confortable y hasta señorial por sus piedras y tipo de construcción que sustituye al local de Anoeta, ha acogido a más de un centenar de personas. Los sin techo han tenido que recoger su billete para pasar la noche en una taquilla gestionada por DYA en el velódromo de Anoeta. Josune les atiende en la ventanilla, abierta desde las 7 hasta las 10 de la mañana, «sin que haya habido nunca ningún tipo de problema», subraya.
Condiciones dignas
«El balance ha sido muy bueno porque ha supuesto que un centenar de personas han pasado estas noches en condiciones más dignas», señala Íñigo Estomba, jefe de sección de Inserción Social del Ayuntamiento. Alguien podría mejorar dicho calificativo porque nunca se sabe si Zorroaga ha evitado un enfermo grave más o incluso una muerte, teniendo en cuenta las condiciones físicas de muchos de los alojados.
En Hotzaldia el balance «es similar al del año pasado. Si hay que destacar algo es la labor de los voluntarios», recalca Pottoko. Dos voluntarios de Cáritas como mínimo, cada noche, acogen a los sin techo, les hablan, escuchan, atienden, ayudan en sus papeleos, etcétera. Además han añadido mejoras, como reforzar la calefacción, el agua caliente y una mano de pintura más. «Es un lugar más que digno, aunque el año pasado ya lo era», resume el responsable.
En cuanto a la ocupación media, el Neguko Aterpe de Zorroaga ha recibido este primer mes a 20 personas al día, «menos de lo esperado porque cuando abrimos a mediados de noviembre hizo muy buen tiempo y el centro aún no era conocido por los sin techo», detalla Estomba. Con la llegada de las bajas temperaturas, aumentó a 30 la media de alojados. Las noches en que más gente acudió a cobijarse fueron los pasados sábado 9 noche de diluvio y lunes 11 seria bajada de temperaturas, cuando hubo 35 personas. Curiosamente, el día en que menos alojados acudieron fue el 15 de noviembre, con sólo cuatro inquilinos. Esos días eran casi veraniegos en Donostia.
En Hotzaldia, la cifra es mejor: 35 personas alojadas. «Nosotros mismos estamos sorprendidos», señala Lizarralde. La gente se sorprende a su vez de ver que van a dormir en lo que fue una iglesia, con sus techos altos, curvos, las cristaleras, suelos de cuidadas losas…
Los fines de semana y puentes festivos ni aumenta ni se reduce el número de personas sin hogar que ocupan los dos centros de acogida. Es gente que está al margen del circuito festivo y por eso se mantiene el número de ‘sin techo’ que utiliza estas camas, con sus abrigadas mantas y el caldo o el café o té calientes que se les ofrece en estos centros asistenciales. «Algún sábado sí que en Hotzaldia ha habido menos alojados… quizá porque se han quedado a pasar la noche en el ambiente», supone Lizarrralde.
Mayoría africana
El origen de los acogidos sigue siendo mayoritariamente africano. «En Hotzaldia, un70% proviene de África y el 30% de aquí o de otras comunidades y países de Europa», explica Lizarralde. En el Negua Aterpe de Zorroaga, la estadística les indica que el 60% son africanos, de Euskadi un 6%, de otras comunidades el 11%, de países comunitarios el 7%, del Este europeo el 6%, de América el 3%, y de otros países el 2%.
Las mujeres, en ambos casos, son minoritarias. En Zorroaga suponen el 8% de los alojados y el 5% en la iglesia desacralizada de Intxaurrondo, que sirve de alojamiento para no pasar frío. Sin embargo, en Hotzaldia han detectado que cada vez son más numerosas «y su edad es cada vez menor», destaca Pottoko.
Las incidencias son casi nulas. «No ha habido nada, ningún incidente en Intxaurrondo», recalca feliz Pottoko. «¿Sabes por qué? Por la gran labor social del voluntariado, que les recibe con cariño y les atiende en todo lo que piden. Además, la gente participa, charla, se relaciona, descansa y se respeta». En Zorroaga sí se ha dado alguna incidencia. Como explica Estomba, «un pequeño hurto, algún chico que se ha enfadado con otro, lo que nos ha obligado a alguna expulsión. Pero eso no significa que exista conflictividad. La gente que va a dormir lo hace sin molestar y además mantiene una relación cordial con los trabajadores, hombres y mujeres, de este servicio social, que han demostrado ser unos grandes profesionales». Las empresas que gestionan este centro son Lahar Elkargoa y Socosevi.
Para estas fechas navideñas, los dos responsables eluden hacer predicciones. Para Íñigo Estomba, «la ocupación del Neguko Aterpea dependerá más de la meteorología que de otros factores y según avance el invierno se irán llenando cada noche todas las plazas». En Hotzaldia consideran que se mantendrán las cifras, «aunque es posible que una noche de fiesta no vengan a dormir algunos».
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