INMIGRACIÓN
Menores repatriados a Marruecos intentan volver como polizones
En los primeros seis meses de este año han sido devueltos 69 adolescentes. Un equipo legal denuncia graves fallos en el proceso de reagrupación familiar
El Periodico, 26-12-2006JOSEP SAURÍ
TÁNGER / ENVIADO ESPECIAL
Mientras en España se debate sobre las condiciones en las que se ejecuta la repatriación de menores a Marruecos, los chavales teóricamente reagrupados con sus familias vuelven inmediatamente al puerto de Tánger para intentar cruzar de nuevo el Estrecho. Así lo denuncian las oenegés que trabajan con estos menores. “El 100% de los chicos que son repatriados sin garantías, de una manera o de otra, acaban volviendo a España”, afirma Mercedes Jiménez, del colectivo Al Jaima.
Esta antropóloga esgrime una muestra de 20 casos recientes. De ellos, la mitad ya han entrado de nuevo en España de forma irregular y los demás han sido localizados en el puerto. Cuando estas asociaciones solidarias les encuentran, intentan convencerles de que vuelvan a casa y esperen al resultado de los recursos judiciales contra su repatriación.
Según informó recientemente en Rabat la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, de enero a septiembre fueron repatriados 69 menores marroquís, 48 más que en el mismo periodo del 2005. Rumí reiteró que las repatriaciones se hacen “de forma absolutamente garantista, y si en algún caso no fuese así, se investiga”.
“VULNERACIONES SISTEMÁTICAS”
Elena Arce, vocal de la subcomisión de extranjería del Consejo General de la Abogacía Española, replica con dureza a la secretaria de Estado: “Rumí miente, y lo peor es que lo sabe. Si ella dice que se han hecho 69 repatriaciones con garantías, yo digo que han sido 69 deportaciones ilegales”. Y añade el abogado madrileño Juan Ignacio de la Mata: “Las vulneraciones de los derechos de los chicos son sistemáticas”.
Ambos letrados forman parte de un colectivo español que intenta evitar la “indefensión” de los chavales deportados. Por el momento, han paralizado una quincena de repatriaciones y han obtenido tres sentencias favorables.
La repatriación se inicia cuando las comunidades autónomas piden a las delegaciones del Gobierno que inicien el trámite, en teoría en interés del niño, para que se reúna con su familia. A partir de aquí, De la Mata detalla las irregularidades: “Los informes sobre la situación de los chavales, en España y en Marruecos, no se hacen. A ellos ni se les informa, ni se les ofrece un abogado de oficio, ni se les escucha. Se enteran cuando la policía se los lleva”.
Las irregularidades no se quedan ahí: “Además, los menores son entregados a Marruecos y nadie se preocupa de que sean realmente devueltos a su familia, que en muchos casos tampoco ha sido informada”, añade Mercedes Jiménez. En una de las repatriaciones anuladas por el juez, el padre del chaval estaba en la cárcel, y su madre y sus hermanos, en paradero desconocido.
El resultado de todo ello, según Jiménez, es que los chicos “acaban volviendo al puerto y cruzando de nuevo”. Una vez en España, “no acudirán a ningún centro por miedo a ser repatriados otra vez, y se quedarán en las calles”.
ESPERANDO
Abdelghani tiene hoy 17 años. Malvivió dos años en los muelles de Tánger -“dormía en el tejado de una caseta, y pedía en las tascas del puerto que me dieran algo de comer”, recuerda- antes de que lograra meterse en los bajos de un camión y cruzar el Estrecho. En Madrid fue acogido por una asociación y vivió allí 16 meses antes de ser repatriado. Ni él ni su familia fueron informados de nada hasta que la policía lo metió en un avión y apareció de vuelta en Beni Mellal (centro de Marruecos). “En casa me decían que algo malo tenía que haber hecho para que me devolvieran”, explica el chico, el tercero de cuatro hermanos en un hogar hundido en la miseria.
Así las cosas, Abdelghani decidió volverse al puerto, donde pasó otros tres meses hasta que los voluntarios de las oenegés que trabajan allí le convencieron de que se fuera a casa. Ahora espera un contrato en origen que le están tramitando “unos amigos” en una explotación agraria catalana. “Yo lo que quiero es trabajar, de lo que sea”, insiste.
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