Nicu y los billetes

La Vanguardia, 26-12-2006

SABEL ESTEBAN GÜELL Barcelona
En referencia al artículo de Gregorio Morán “Una desgraciada buena suerte” (9/ XII/ 2006). Nicu, el mendigo rumano que se encontró trece billetes de cien dólares que él (nunca antes había visto uno) creía buenos fue detenido por intentar cambiarlos en un banco. En su sencillez, el mendigo, no podía imaginar que alguien se atreviera a fabricar billetes falsos tan buenos. Menos mal que la juez, Rosa María Gutiérrez, resolvió el asunto, con el fiscal, archivando el caso porque no había engaño, cosa que requiere el delito de estafa.

Sin embargo, pienso que habría que indemnizar por daños morales a Nicu, “el busca de veintidós años”, porque lo tuvo que pasar muy mal. Él no pretendió engañar, no fue a comprar nada, se dirigió al sitio adecuado, un banco, para cambiar el dinero de la papelera.

Y quizá sí, como apunta el autor, habría que procesar a la empresa, tan potente, que falsifica billetes sin escrúpulo alguno.

¿Y si los billetes falsos y nuevos los encuentra otro y engaña a un anciano? No se puede jugar con las cosas de comer, se dice, y el dinero sirve precisamente para eso.

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