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ENFOQUE-Migración masiva empuja a las ciudades de India al borde

ND, 24-12-2006
Por Krittivas Mukherjee

MUMBAI (Reuters) – De día, Subhash Kanojia trabaja como un guardia en un complejo habitacional de la ciudad y por las noches maneja un taxi de tres ruedas.

“Vine a la ciudad a hacer dinero,” dijo el hombre de mediana edad y sin educación, quien dejó su pueblo en el estado de Bihar al este del país para triunfar en Mumbai, el centro financiero y de entretenimiento de India.

“De modo que trabajo duro. Veremos cuánto más puedo seguir con dos trabajos,” agregó.

Kanojia se encuentra entre millones de indios para quienes emigrar a las ciudades es la única manera mediante la cual pueden esperar participar del auge económico de los centros urbanos, que hasta ahora ha eludido a la mayoría de las 600.000 aldeas del país.

Y para las ciudades esto ha significado arreglárselas con nuevos desafíos: recursos forzados, competencia por la tierra, una batalla por los empleos y enormes presiones sobre la infraestructura.

Según un estudio de Unesco, para el 2015 tres de las 12 ciudades más grandes del mundo estarán en India. Es probable que gran parte del crecimiento demográfico de las ciudades sea estimulado por trabajadores itinerantes del campo como Janojia.

Mumbai personifica los sueños de millones de trabajadores, los que comenzaron a llegar hace un siglo para trabajar en las fábricas de tejidos de algodón, la primera industria moderna de India.

INFRAESTRUCTURA ENDEBLE

La ciudad, una isla con forma de mancuerna que se adentra en el mar arábigo, está pagando su precio: se estima que cada díá 1.500 recién llegados se mudan a los 438 kilómetros cuadrados de terreno ya repleto de más de 17 millones de personas.

El resultado: los caminos son un caos, el servicio de ferrocarriles suburbanos transporta a unos seis millones de pasajeros al día, casi tres veces su capacidad. hay disturbios por el agua y los proyectos de infraestructura están estancados porque no se puede desalojar a los que llegan.

Con una densidad de población de alrededor de 29.000 personas por kilómetro cuadrado, Mumbai es una de las ciudades más pobladas del mundo.

Más de la mitad de sus residentes vive en barriadas o en la calle.

La situación se ha vuelto tan aguda que los funcionarios ya no miden el progreso según las nuevas viviendas sino en la medida de cuáles poblaciones marginales pueden ser “regularizadas.”

Eso quiere decir que los derechos de los ocupantes sean reconocidos y los servicios básicos brindados, incluyendo canillas de agua públicas, baños comunitarios y veredas pavimentadas con alcantarillas abiertas.

Los planes de construir viviendas alternativas en los suburbios, admiten los funcionarios, son inadecuados para satisfacer las necesidades siempre crecientes.

Estos también son irrelevantes para los trabajadores itinerantes más pobres, quienes no pueden costear un departamento a kilómetros de distancia del centro de la ciudad y pagar por el transporte a diario.

ECONOMIA MONETARIA

A una ciudad como esta llegó Kanojia hace seis años, encontrando el camino hacia una barriada pobre ubicada en el borde de una cloaca y una montaña de basura hedionda en el medio de Mumbai.

Consiguió un trabajo como guardia de seguridad de parte de un pariente de su aldea natal. Pronto estaba ganando 1.000 rupias, 22 dólares al mes, un sueldo mejor que el promedio.

Ahora con dos empleos, su ingreso ha ascendido casi 25 veces, al equivalente de unos 550 dólares al mes.

Las cuatro megalópolis de India, Nueva Delhi al norte, Calcuta al este, Mumbai al oeste y Chennai al sur, hace mucho que son un magneto para los pobres.

Pero en los últimos cinco años las economías de las ciudades más pequeñas que funcionan en base a servicios también han atraído a trabajadores itinerantes.

“Cuando vuelvo a mi aldea, soy respetado porque trabajo en Mumbai. Es algo importante,” dijo Kanoija, cuyo hijo va a la escuela y quien está a punto de casar a una de sus hijas.

“No soy rico pero les envío dinero a mis padres y a mi hermano menor para que pueda trabajar la tierra,” explicó.

La economía monetaria que personas como Kanoija han creado está cambiando la vida en sus lugares de origen.

Para muchas familias rurales, tener a alguien trabajando en una ciudad es una protección contra los caprichos del tiempo o de los cultivos. Puede también significar dinero suficiente para una vida sustancialmente mejor.

UNA NACION EN MOVIMIENTO

En 1991, India tenía 23 ciudades con un millón de personas o más. Una década más tarde tenía 35.

Hoy al menos 28 por ciento de los habitantes de India ya vive en las ciudades y millones más viajan hacia ellas a diario por trabajos temporarios. Pero comparado con China, cuya población rural también está mudándose a las ciudades, la urbanización de India ha sido lenta e irregular.

Los economistas dicen que ello se debe en parte a cuatro décadas de políticas económicas cuasi socialistas, que aplastaron las manufacturas, un sector que ha estimulado el crecimiento de China.

El sector de las manufacturas sólo representa el 27 por ciento de la economía y la demanda de los trabajadores por empleos fabriles sobrepasa con creces a la oferta. Muchos trabajadores itinerantes a duras penas se ganan la vida como vendedores ambulantes o jornaleros.

La pobreza urbana ha inevitablemente aumentado. Según el censo de India del 2001, 31 por ciento de la población es pobre.

Pero, buenos empleos o no, los trabajadores itinerantes siguen llegando, exigiendo los recursos de la ciudad e incorporándose al caos. Todos los meses, entre 25 y 30 personas dejan la aldea de Kanojia, la mayoría de los cuales se dirige a Calcuta.

“ãQué harán ellos en la aldea? preguntó él. “El cultivo es incierto. Los precios son inestables.” “A este ritmo, un día nuestras aldeas quedarán vacías.”

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