"El Tiempo". VENEZUELA: "Waraos vinieron en busca del paraíso"

Aunque las autoridades los devuelven a sus tierras, grupos étnicos del estado Delta Amacuro insisten en permanecer en Anzoátegui donde, según alegan, consiguen dinero para comprar alimentos, lo cual no ocurriría en su entidad natal. Esta continua inmigración se ha convertido en un problema de Estado, advierte la diputada indígena Maribel Caguana.

Prensa Latinoamericana, 24-12-2006

PUERTO LA CRUZ.- Despunta el alba y allí está José Pérez, luciendo como lo ha venido haciendo en cada amanecer de estos dos últimos años: con ojos lagañosos y sentado sobre un traste que hace mucho tiempo dejó de ser una silla. En brazos tiene a su hijo de 28 meses de nacido.

José es uno de los cientos de Waraos que se desplazaron para Anzoátegui creyendo que aquí encontrarían “el paraíso, la tierra prometida”, pero que después de unos cuantos golpes, días sin comer, lunas y aguaceros a la intemperie, entendieron que no era así.

Las autoridades gubernamentales, municipales y regionales, no han podido controlar el éxodo de estos venezolanos aborígenes hacia la urbe. Este año han devuelto a más de 50 a sus sitios de origen, pero no pasa mucho tiempo cuando ya están de vuelta.

La diputada suplente ante el Consejo Legislativo Estadal (CLE), Maribel Caguana, sostiene que la contaminación de las aguas del Delta del Orinoco es, principalmente, la causa de la emigración de los miembros de esa tribu.

Caguana menciona como otra razón de esta situación la falta de fuentes de empleo en Delta Amacuro, lo que les dificulta adquirir comida por no contar con dinero. Añade que viven en condiciones infrahumanas porque tampoco son beneficiados con políticas habitacionales.

En el caso de José, su historia en Anzoátegui comenzó hace exactamente 24 meses, junto a otros nueve miembros de su familia.

El hombre cuenta que, en esta aventura, decidió seguir al cacique Roberto Pérez (su padre), quien dejó todo en el asentamiento de Los Barrancos (en el Delta) para probar suerte en nuestra entidad.

La salud parece no acompañarlo, pues su apariencia es de cansancio, luce un abdomen extremadamente grande y ojos amarillentos.

El muchacho de 23 años explica que viajaron a Anzoátegui porque en el Delta cada vez es más difícil pescar y hay poquísimas fuentes de trabajo.

Los viejos motores con los que impulsaban sus canoas se dañaron y eso complica la travesía por el río Orinoco hacia el mar Atlántico. Tampoco disponían de redes ni viviendas.

Después de tantos meses, José admite que la decisión no fue nada acertada y que, incluso, movilizarse para el estado significó muchas vicisitudes. Se vinieron caminando o en el mejor de los casos en colas, montados en camiones o gandolas.

Los niños y ancianos fueron los que más sufrieron. Confiesa el indígena que algunos hasta murieron de hambre o deshidratación.

José duda y no responde cuando se le pregunta dónde sepultaron los cuerpos.

Monedas salva vidas
-¿Si es tan difícil el camino, por qué vuelven?
-Aquí dan muchas monedas a las mujeres, todos comemos, pero allá (en Barrancas) no es fácil … es difícil.

-¿Han caminado hasta la casa grande de la plaza (la alcaldía) a buscar comida y casa (atención)?
-Nadie da nada, no podemos llegar cerca del jefe (se refiere al alcalde de Barcelona, José Pérez Fernández).

Las consecuencias de esta migración descontrolada están a la vista de todos. Al llegar, los Waraos se instalan en las riberas del Neverí, donde levantan barracas con retazos de tela y clavan estacas de las que cuelgan chinchorros. Viven en condiciones de insalubridad.

A las mujeres se les observa pidiendo limosnas en semáforos o avenidas, mientras los hombres se quedan en la tienda improvisada. Según su tradición, las féminas deben trabajar y los varones descansar. Su único oficio es pescar.

La legisladora Maribel Caguana asevera que en la entidad se han tomado medidas para atender a estos ciudadanos, como la realización de un censo a fin de conocer sus necesidades. Afirma que se les brinda asistencia médica.

Además, se conformó una comisión que solicitará ayuda ante la Asamblea Nacional y otros entes del Ejecutivo central para resolver cuanto antes la situación de los Waraos. A juicio de la diputada, se trata de un problema de Estado.

“Nadie me trajió … yo me traje solo”
Son muchas las dudas en la colectividad que día tras día ve a los waraos deambulando por las calles, pidiendo limosnas o sentados frente a un restaurante o panadería para que les den comida. La inquietud que tiene la mayoría es si alguien los trae o vienen solos.

Justamente esa pregunta se la hicimos a José Pérez y a integrantes de su familia.

-¿Quién lo trajo para este lugar?
-Nadie me trajió… yo me traje solo. A cacique no lo trajió nadie.

Niños sin escuela
La decisión de venirse para Anzoátegui tiene consecuencias y los más perjudicados siempre son los niños.

Sólo en la familia de José hay cuatro menores de dos a nueve años. Pese a que tres de ellos, evidentemente están en edad de ir a la escuela, no lo hacen.

Frente a este problema, el diputado indígena a la Asamblea Nacional, José Poyo, manifiesta que están haciendo un esfuerzo en el seno del poder legislativo para iniciar la entrega de créditos. Con estos recursos sus hermanos podrían comprar motores para las embarcaciones que utilizan en la actividad pesquera.

Admite el diputado que el desplazamiento de indígenas se está convirtiendo en un problema de carácter nacional, pues se sabe que han llegado hasta Maracay (Aragua) y Caracas. No obstante aduce que están en conversaciones con autoridades municipales para llevarlos a albergues y evitar que sigan mendigando.

Características
Los Waraos son de mediana estatura, robustos y generalmente lampiños. Dado que viven sobre el agua, no le dan mucha importancia a su vestimenta. Es por eso que anteriormente utilizaban el guayuco, elaborado con fibras de palma de curagua (bromelia fastuosa) o con un pedazo de tela de 12 a 15 cm, la cual pasan entre sus piernas y dejan caer al frente como un delantal.

Las mujeres generalmente los decoran con perlas y plumas de colores llamativos, mientras con las fibras de curagua se adornan brazos y piernas con pulseras bien apretadas. Su economía está basada en la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres y cangrejos en época de sequía.

Atención médica
Otra de las medidas para paliar la falta de asistencia, sobre todo médica, que afecta a los indígenas, tanto Waraos como propios de Anzoátegui (Kariñas, Cumanagotos), será la apertura de la Oficina Regional Indígenas, en el segundo piso del Hospital de Niños de Barcelona.

Según la diputada Maribel Caguana, en esta sede se ofrecerá atención gratuita y de primera calidad a los autóctonos.

Caguana, quien es la coordinadora regional de la segunda oficina de este tipo en Anzoátegui, dice que espera la creación de estas instancias en cada hospital.

La cifra
40 mil waraos es el número de pobladores autóctonos pertenecientes a la etnia en Delta Amacuro, según las más recientes estadísticas. De esa zona entidad han emigrado hacia Monagas, Bolívar y Anzoátegui.

De acuerdo con las estimaciones de los representantes de los pueblos indígenas de la región, la mayoría de se desplaza a las urbes creyendo que encontrarán una mejor calidad de vida, más comida y viviendas.

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