Los inmigrantes hacen fortuna en Madrid

«Seguro que muchos de ellos aún no tienen los papeles en regla, pero ya

La Razón, 23-12-2006

Madrid – Alegres, aunque sosegados. Ése era el clima que se respiraba ayer
en la Puerta del Sol en Madrid. El segundo premio de la Lotería de
Navidad, el número 37.368, agraciado con un millón de euros a la serie, se
vendió íntegramente en El Doblón de Oro. Hasta este quiosco se acercaron
ayer con cuentagotas los agraciados con este número cantado a las 10:54
horas. Muchos inmigrantes, con o sin papeles, peñas, personal de centros
comerciales cercanos y personas procedentes de provincias compraron el
afortunado décimo en la administración 59, que vendió íntegras sus 180
series, nada menos que 180 millones de euros. Paco González, propietario
junto a su madre del quiosco, lo quiso celebrar junto a sus hermanas, Lola
e Isabel, con cava. «Con todo lo que se juega en Madrid ya era hora de que
tocara algo aquí», destacó emocionado González.
   Pero a pesar de la lluvia de millones, el clima, aunque festivo, no
emanaba alegría desbordante. Los premiados fueron cautelosos y apenas se
oyó decir: ¡Me ha tocado!, ¡me ha tocado!, salvo algún que otro grito de
otros que querían celebrarlo aunque no les hubiese salpicado la suerte. La
explicación, según Paco, es que este número agraciado con 100.000 euros el
décimo «se ha repartido entre muchos inmigrantes y seguro que muchos de
ellos aún no tienen los papeles en regla. Pero ya se acercarán en los
próximos días».
   
   Volver a Ecuador
   Una familia que sí quiso compartir su ilusión fueron los Esparza,
residentes en Vicálvaro. Padre e hijos aún no se lo creían. La suerte, el
pellizco de un décimo del segundo premio, fue a parar a una familia de
Ecuador que hace más de cuatro años que no vuelve a su país. «No me lo
creía. Ni aún me lo creo. Mi madre, Yanet, tampoco. Me ha dicho que hasta
que no nos vea con el décimo no se mueve de su trabajo», declaró Estalin
Esparza, uno de los hijos. «Nunca hasta ahora me había tocado nada, salvo
una vez que jugué a la Primitiva y me tocaron ocho euros», añadió.
   Su hermano, Faubricio, aseguró que «sí que lo vamos a celebrar bien». A
Faubricio, aunque avergonzado por la cantidad de medios que se acercaron
hasta el lugar, sí que se le veía contento. Y no es para menos: el lunes
cumple 16 años y ve más cerca que nunca la Play Station. Tan nervioso
estaba que no acertaba a decir si era el quinto o el cuarto modelo de
consola la que quería. Además, ayer le daban las notas, cursa 4º de
Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), aunque al final no se las dieron
porque, según él, «hubo algún error».
   Los
dos hermanos aseguraron que querían volver de visita a su país,
concretamente a Loja, una provincia ubicada al sur de la Sierra
ecuatoriana, para poder ver a sus abuelos, tíos y primos. Aquí llegaron
hace cuatro años, precisamente un año después de que su padre, Marco,
albañil de profesión, viniera hasta Madrid para probar suerte. Y les ha
ido bien. Tan sólo hace un año y medio que tienen los papeles en regla,
tal y como relató el padre. Lo primero antes que ir a Ecuador es, según
Marco, «pagar las deudas. La dichosa hipoteca. Si podemos ir en navidades
para ver a la familia bien, si no, este verano».
   Igual de
sosegada, aunque sonriente, llegó Pilar a la Puerta del Sol. «Compré un
décimo el miércoles. No es uno de los números que suelo comprar», relató.
Pilar Aranda, que casi siempre compra los décimos en este quiosco, aún no
sabía qué es lo que iba a hacer con la suma de millones que ganó. «Estoy
tranquila. Tengo que pensar aún en qué me lo voy a gastar», manifestó la
afortunada, mientras los dueños de la administración 59 continuaban
brindando con cava por la suerte que habían entregado este año, aunque a
ellos no les había tocado nada. El azar quiso que los propietarios de El
Doblón de Oro no se quedaran con ningún número premiado, salvo Quique, el
único de la familia salpicado con la suerte de la lotería. «Me acaba de
llamar mi hermano Quique para decirme que él tiene un décimo del número
premiado», relató Isabel González, una de las hermanas que ayudan en estas
fechas en la venta de lotería.
   Suerte también tuvieron los
empleados de Farmaeuropa, un almacén mayorista de especialidades
farmacéuticas con sede en Chauchina (Granada). Esta empresa repartió,
según Efe, 30 millones de euros entre trabajadores y clientes.
   En fin, quizás haya suerte también con la de El Niño, porque, aunque la
salud sea lo más importante, el dinero puede ayudar a ser felices.
Díganselo si no a los agraciados o recuerden aquella frase del director de
cine, Woody Allen: «El dinero no da la felicidad, pero produce una
sensación tan parecida que sólo un auténtico especialista podría reconocer
la diferencia».

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