Nadie con quien brindar

Cerca de 4o.000 guipuzcoanos aseguran no tener ningún tipo de relación de amistad o familiar. Muchos de ellos pasarán en soledad las celebraciones navideñas; otros se mezclarán con desconocidos en algún ágape solidario

Diario Vasco, 23-12-2006

SAN SEBASTIÁN. DV. Pasan de largo los consejos para una buena mesa en Navidad que aparecen en las revistas y cambian de canal de televisión cuando repiten el anuncio del turrón El Almendro. El Vuelve a casa por Navidad les queda lejos, porque no hay familia a la que visitar ni amigos con los que reunirse. Ni siquiera en estas fechas en las que, aunque a veces mal avenidas, las familias se reencuentran en torno a un plato de langostinos. La soledad que se arrastra todo el año duele más en Navidad.

Alrededor de 40.000 guipuzcoanos aseguran no tener ninguna relación con familiares o amigos. Son datos de una encuesta sobre las condiciones de vida del Instituto Vasco de Estadística que revela que el 6% de los guipuzcoanos dice no tener ninguna relación con la familia próxima y el 7,2% afirma no mantener ningún lazo de amistad. Muchos de ellos pasarán solos estas fechas.

«Vienen Nochebuena y Navidad y a mí nadie me ha llamado. Tengo familia, pero nadie se acuerda de mí y estoy solo en casa». Confidencias como ésta se escuchan cada día en estas fechas al otro lado del aparato en el Teléfono de la Esperanza de Gipuzkoa. Cuatro de cada diez llamadas que recibe esta ONG en el 900 840845 corresponden a guipuzcoanos con problemas de soledad.

«Nos llaman angustiados y nos cuentan que no saben qué comprar para Nochebuena, ni qué cocinar en un día así si va a estar solo en casa. Tienen una sensación de impotencia y de rabia porque se asoman a la ventana de sus casas, ven que hay un gran movimiento de gente en la calle, que todo el mundo parece feliz y lleva bolsas de regalos en la mano y ellos no tienen nada de eso», afirma un responsable del Teléfono de la Esperanza. En esta ONG aseguran que el teléfono no suena más durante las fechas navideñas, aunque reconocen que «para las personas que durante todo el año están tristes, incomprendidas e incomunicadas por su soledad, las Navidades agudizan su problema».

Una separación o divorcio, la muerte de un ser querido, incompatibilidad de horarios, traslados laborales, pobreza, soledad en la tercera edad, en la adolescencia… Muchos factores pueden desencadenar situaciones de soledad aunque, según palabras de una de las psicólogas de la ONG, esa soledad puede ser física o psicológica. «Miren a donde miren no tienen con quien estar físicamente, ni para tomar un café, ni para salir un fin de semana de fiesta. Esa soledad física es terrible. Pero también existe una soledad psicológica – añade – , que es aquella en la que la persona está rodeada de gente, de familia, de red social y sin embargo se encuentra sola. Cuando quiere expresar un problema o contar algo, se encuentra con que el entorno le rechaza».

Aunque tradicionalmente se ha relacionado este problema con la tercera edad, en el teléfono de la esperanza afirman que la soledad no tiene edad. «De hecho, hay un porcentaje muy alto de adolescentes que llaman porque se sienten solos. Se aíslan y se refugian en las videoconsolas o en internet porque en la calle no encuentran lo que buscan».

Ágapes solidarios

Para paliar el déficit de compañía en determinados segmentos sociales durante las celebraciones navideñas, algunas organizaciones e instituciones de Gipuzkoa organizan cada año cenas y comidas para dar la posibilidad de encontrar alguien con quien brindar al otro lado de la mesa.

En concreto, el departamento para la Política Social de la Diputación de Gipuzkoa organiza cada año una comida el día de Navidad dirigida a mayores de 65 años que pasan estas fechas en soledad. «Está pensado para personas autónomas, que se valen por sí mismas, y que no tienen con quién pasar las Navidades», aseguran desde el departamento.

A la cita de este año se han apuntado alrededor de 70 personas. El día 25, un autobús recogerá a cada uno de los comensales por diferentes municipios de Gipuzkoa para llevarlos al restaurante del Hotel Monte Igeldo de Donostia. Allí serán recibidos con un cóctel de cava y aperitivos y un menú a base de vieira gratinada, mosaico de espárragos verdes y blancos con jamón ibérico, bogavante al vapor, solomillo con salsa bordelesa y couland de chocolate de postre. No faltarán los turrones y licores, ni la música para bailar.

Gracias a la subvención que otorga el departamento, todo este ágape costará 20 euros a cada comensal y será gratuito para aquellos mayores solos que cuenten con ingresos de escasa cuantía en sus pensiones. Durante la comida «varios voluntarios acompañarán a los comensales y un representante de la Diputación dará la bienvenida a los presentes».

Soledad en la pobreza

También para personas solas, pero en este caso a las que se les une la lacra de la pobreza, el comedor de Cáritas Diocesana Aterpe organiza cada año una cena de Nochebuena. El año pasado, sin ir más lejos, 80 personas acudieron a esta singular celebración en el local de la Parte Vieja. «Intentamos que durante ese día tengan un lugar en el que compartir y no estar solos. En estas fechas, estas personas sufren mucho, porque es cuando más se acuerdan se su familia y de todo lo que les falta. Lo que intentamos es estar cerca de ellos», asevera José Antonio Lizarralde, responsable de Aterpe.

La mayor parte de los comensales de esta singular cena de Nochebuena serán inmigrantes y varones, aunque «cada vez hay más mujeres» en la calle. «Con los pobres de aquí, intentamos que puedan reunirse con la familia. A algunos, esos días les abren las puertas de casa. Les animamos a que llamen. Se trata de que durante estas fechas tengan un hogar donde compartir no sólo una cena sino una compañía»

El menú está compuesto por entremeses fríos y calientes, entre los que no faltarán los fritos, langostinos, huevos rellenos, seguido de un caldo y gulas. De postre habrá dulces, turrones y bebidas sin alcohol. Todo ello será cocinado por una quincena de voluntarios, que antes habrán decorado el comedor de forma especial. «Incluso nos visita un coro compuesto por tres generaciones de una familia donostiarra que acuden todos los años al Aterpe y actúan». La cena comenzará a las 18.30 horas.

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