Un día de compras como cualquiera se convirtió en un verdadero calvario para Sandra Martínez, de 23 años, quien el pasado 7 de noviembre, justo al salir de un supermercado del área de Marietta, en el condado de Cobb, fue víctima de un accidente automovilístico que la envió a prisión.

Una mujer afroamericana golpeó la parte trasera de su auto; sin embargo, Martínez no portaba licencia de conducir de Georgia, por encontrarse indocumentada en el país.

Cuando el oficial del condado de Cobb que se hizo presente para la inspección descubrió que la joven estaba manejando sin el respectivo permiso, la arrestó.

Al siguiente día, cuando su madre, María Martínez, intentó pagar la fianza para sacarla de la prisión, se le informó que su hija ya no sería liberada porque estaba en manos de Inmigración.
Hijo en manos de abuela

Ahora la progenitora de Sandra tendrá que lidiar, además de la pena de ver cómo la joven es devuelta a su natal Lourdes, Colón, en La Libertad, con el cuido del hijo de Sandra, un niño de tres años de edad.

“Creí que la gente que se dedicaba a trabajar honradamente y sin andarse metiendo en problemas tenía todas las posibilidades de progresar en este país, pero me equivoqué, porque para ellos (los estadounidenses) ser indocumentado es un crimen”, manifestó Sandra desde su celda en la cárcel de Inmigración de Stewart.

La historia de Martínez es solo una más de las de decenas de inmigrantes “sin papeles” que cada semana son arrestados en Cobb, y entregados a la autoridad federal migratoria para su posterior deportación.

“No sé qué explicarle al bebé cuando me pregunta por su mamá, es preocupante pensar que si yo no hubiera estado en este país la criatura se pudo haber quedado sola o en manos de alguna persona desconocida”, reflexionó a su vez María, madre de Sandra.