Al grito de «¡queremos volar!», unos 30 extranjeros, entre inmigrantes, turistas y estudiantes, han permanecido esta noche haciendo guardia en el aeropuerto de Madrid – Barajas. Son los que no han conseguido una plaza en los aviones fletados por el Gobierno o en los de alguna compañía. Brasil, Ecuador, Colombia, Argentina, Perú. Y entre todos estos afectados del otro lado del Atlántico, una mujer de tez clara y melena rubia que parecía sacada de otro sitio. «Estoy pensando en hacer huelga de hambre», decía esta ciudadana de Rumanía que llegó el 11 de octubre para visitar a su hermana y que el 27 de diciembre esperaba regresar a su país. «Total, ya no tenemos nada que comer ni dinero», apostillaba una peruana que había decidido perder su vuelo de conexión entre Barcelona y Madrid, para llegar un día antes a la capital en autobús ante el temor de quedarse sin pasaje, como así ha ocurrido. Desde una familia con un bebé de seis meses, hasta un grupo de asistentes a un congreso, pasando por estudiantes. Junto a la sala Turmalina de la terminal 1 del aeropuerto, habilitada hasta ayer para asistir a los afectados por la suspensión de la actividad de Air Madrid, han pasado la noche. «Nos vamos a quedar a dormir en el aeropuerto hasta que nos den una plaza». El Gobierno ha puesto fin al plan de emergencia. Ahora, los que quieran reclamar tendrán que ir al recinto ferial del Campo de las Naciones.