"Tiempo Local". MÉXICO: "Dia del Migrante"
Por Edna Lorena Fuerte
Prensa Latinoamericana, 21-12-2006Dentro de la cascada de festejos que vivimos desde el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, hasta el 6 de enero en que llegan los Reyes Magos; no podemos olvidar que este 18 de diciembre se conmemora el Día Internacional del Migrante
Instaurado por la ONU, este día es un reconocimiento al esfuerzo de los que salen de sus países de origen por diversos motivos, hombres y mujeres de todos los países que ya suman 150 millones por todo el mundo. El fenómeno migratorio ha tenido un impacto tan creciente en las últimas décadas, que urge distintas reflexiones sobre lo que ha implicado en la consolidación de la sociedad mundial.
Más allá de consideraciones económicas o políticas sobre la migración, queremos hablar sobre lo que se está construyendo cultural y socialmente. El traslado sumario de pobladores de países en vías de desarrollo a zonas más desarrolladas y, por ende, con mayores oportunidades del orbe, ha tenido resultados de suma importancia.
Los principales flujos migratorios van de Centro, Sudamérica, el Caribe y China a Estados Unidos de Norteamérica; de América Latina, África y Medio Oriente a Europa; de África a Asia, etc. Y así continuamente se van generando destinos en países y zonas desarrolladas que reciben a la población que no encontró posibilidades de subsistencia en sus lugares de origen.
Si bien lo más impactante de los intercambios culturales y los fenómenos sociales se vive en la migración internacional, no se puede dejar de lado el impacto de la migración interna en ciertas zonas y países, como es el caso de China, país con el mayor índice de este movimiento poblacional. O la dinámica que adquieren los lugares “de paso” que cuentan con una población flotante que exige programas de urgente atención.
Pero la migración, tradicionalmente vista como un fenómeno amenazante, que debe ser regulado o frenado, ha tenido una intervención insoslayable en la construcción de la sociedad actual: las formas de vida se van trasladando con sus habitantes, las tradiciones, el carácter nacional.
Pensemos en el caso de los barrios chinos que en una gran cantidad de ciudades de todo el mundo recrean la visión milenaria de su cultura; el caso de la ciudad de Los Ángeles, en California, que concentra una gran cantidad de mexicanos que celebran sus fiestas patrias, sus fieles difuntos, su virgen morena. Esta forma de llevarse su país en el alma permite a los ciudadanos de lugares receptores de migrantes empaparse de otras culturas, a la vez que se comparte.
Y es en este compartir cotidiano que las culturas se funden, toman formas mestizas, absorben características de unas y otras, entonces las nuevas generaciones, los hijos de unos nacidos en la tierra de otros, son ciudadanos nuevos, que han tomado su fortaleza de sus dos naciones.
Si quisiéramos pensar en el mejor lado de la globalización, o la aldea global, o mundialización, pensaríamos en una sociedad mundial mestiza, que no ha dejado de lado a ninguna de sus culturas, sino que fue sumando, con la invaluable ayuda de los migrantes, el conocimiento de todos los grupos humanos del mundo.
Festejemos a los migrantes en el reconocimiento de que su esfuerzo, su sacrificio incluso, no es un paso falso de la evolución mundial, sino un escaño de la composición humana complementaria, del conocimiento mutuo y la suma de cualidades de todos, que en calidad de seres humanos y por derecho, nacimos en igualdad.
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