Salhaketa denuncia el traslado de reclusos a Martutene para evitar muertes en Nanclares

la asociación reclama, junto a sos racismo, el cese del director del penal guipuzcoano

Diario de noticias de Alava, 21-12-2006

El último fallecimiento registrado en esa prisión fue el de un joven saharaui que antes cumplía su pena en Álava El último fallecimiento registrado en esa prisión fue el de un joven saharaui que antes cumplía su pena en Álava

Vista exterior de la cárcel donostiarra de Martutene.Foto: karlos corbella


axier burdain

vitoria. Ocultación de datos relativos a las muertes de presos en cárceles vascas, retrasos en la entrega de las informaciones solicitadas y traslados de reos que no responden a ninguna de las justificaciones habitualmente esgrimidas por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. SOS Racismo de Gipuzkoa y la asociación de apoyo a internos, Salhaketa, sospechan que los presos moribundos o problemáticos son desplazados de forma estratégica para evitar que se acumulen demasiados decesos en un mismo centro penitenciario y se desate la alarma social. El último recluso muerto en un penal de la CAPV fue Abdel Karim El Ddah, un chico saharaui de 23 años que apareció ahorcado en su celda, colgado de una sábana atado a los barrotes mientras su compañero dormía. Poco antes, había sido trasladado a Gipuzkoa desde la prisión de Nanclares de la Oca, un centro en el que, tal y como explica el portavoz de Salhaketa, César Manzanos, “se habían registrado ya demasiadas muertes”. Las piezas no parecen encajar y las dos plataformas han pedido a Instituciones Penitenciarias y a la Fiscalía que investiguen este último fallecimiento. Además, exigen el cese del director de Martutene, Jaime Leiva.

“Para los responsables de los centros penitenciarios no resulta difícil detectar qué preso se encuentra muy enfermo o quien ha tratado de autolesionarse. Ahora no parece apropiado que se produzcan nuevas muertes en Nanclares porque hace pocos meses la cárcel estuvo en el ojo del huracán, así que desde agosto se han producido tres fallecimientos en Martutene. Nos tememos que los directores envíen a los internos a morir a un sitio o a otro”, lamenta Manzanos.

El caso del joven saharaui, nacido en la ciudad de El Aaiún, resulta “demasiado extraño” según Manzanos. El chico había ingresado en Nanclares tras ser condenado a dos años de cárcel por participar en una pelea, “un delito menor”, y solicitó en varias ocasiones ser expulsado del país como medida alternativa a su encarcelamiento, “algo muy inusual”, según el portavoz de Salhaketa. El reo presentaba “una importante alteración psíquica” y había protagonizado varios intentos de suicidio según SOS Racismo. “Su historia era la crónica de una muerte anunciada”, manifestaron ayer los representantes de este organismo, que justo antes de su muerte había solicitado la excarcelación del joven debido a su precario estado de salud. La solicitud de dimisión del responsable del centro es explicada por los responsables de las dos plataformas ciudadanas en base a que “estaba avisado de la situación de este preso y sabía lo que podía pasar”.

Manzanos explicó que otra de las estrategias empleadas por los responsables de las penitenciarías consiste, precisamente, en excarcelar a los internos cuando su estado médico se agrava en exceso, “como sucedió recientemente también en Martutene con una mujer”. De esta manera, las cifras de personas fallecidas dentro de las cárceles no crecen. “Es sorprendente que ya no haya casi muertes en Nanclares, aunque también ha influido positivamente el cambio de dirección. De todas maneras, realizaremos un seguimiento de los traslados que se produzcan”, apuntó Manzanos.

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