La primera tienda de comercio justo del Estado cumple 20 años

se abrió en donostia para ayudar a los productores de zonas desfavorecidas

Diario de noticias de Gipuzkoa, 21-12-2006

Emaús celebró el aniversario ayer recordando los difíciles orígenes del proyecto Emaús celebró el aniversario ayer recordando los difíciles orígenes del proyecto

Interior de la tienda de comercio justo que Emaús tiene en la plaza Centenario de Donostia.Foto: k. corbella


carlos marcos

Donostia. La primera tienda de comercio justo del Estado español se abrió en Donostia hace 20 años. Concretamente en la Parte Vieja, en un pequeño local de la plaza de la Constitución que sirvió de germen a la explosión de solidaridad hoy por todos conocida, aunque no por todos practicada.

Fueron tiempos difíciles en el que un grupo de personas, muchas de ellas marcadas por la marginación, la pobreza y la soledad, decidieron juntar los pocos ahorros conseguidos recuperando muebles y ropa para montar, siguiendo algunos ejemplos europeos, aquella primera tienda de comercio justo que hoy se ubica en la plaza Centenario.

Javier Pradini, actual director de la Fundación Emaús, fue uno de aquellos precursores que consiguió “con muchas dificultades” poner en marcha aquella iniciativa de solidaridad ideada para favorecer la compra de productos en países desfavorecidos de medio mundo y a un precio justo para sus productores.

La historia se resume en que, tras lograr ahorrar lo suficiente, viajaron en una furgoneta a distintos países europeos para contactar con distribuidores, compraron productos, superaron los problemas burocráticos y, al llegar a Donostia, les robaron prácticamente todo y tuvieron que volver a empezar. “Fue un mazazo, pero le echamos ganas para hacer otro viaje y abrir la tienda antes de Navidad”, recuerda Pradini.

Hoy, aquella iniciativa pionera, se ha convertido en una empresa social – Emaús Comercio Justo – con siete puntos de venta en el Estado y que incorpora como trabajadoras a mujeres inmigrantes, principalmente. Los productos se venden también en tiendas convencionales y grandes superficies, como Eroski, y han conseguido hacerse con una clientela fija que reclama “de forma habitual” estos productos “de máxima calidad”.

“Al principio, la gente colaboraba por solidaridad y compraba algo de artesanía como algo excepcional, pero tras probar los alimentos, como el café, el cacao o el té, hay muchos que se han hecho compradores habituales de estos productos”, aclara Pradini, quien recuerda que Donostia, además de ser pionera en este campo, acoge la sede de la Coordinadora de Organizaciones de Comercio Justo de España.

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