El viceconsejero de Inmigración y Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, Froilán Rodríguez, cifró ayer en 6.000 personas las que el Ejecutivo calcula que han podido morir en el trayecto en cayuco desde las costas africanas al Archipiélago, al considerar que sólo se recuperan menos del 10 por ciento de los cadáveres, que en 2006 ascendieron a 800.

Rodríguez aseguró que estas muertes las últimas de las cuales se constataron el pasado fin de semana en aguas de Senegal y afectaron a más de un centenar de personas son la consecuencia más grave de la inmigración irregular por vía marítima.

“Han llegado 30.000, pero 6.000 se han quedado en el trayecto, y eso es un drama, una catástrofe humanitaria ante la que los países de origen y de destino y la sociedad internacional no pueden permanecer impasibles”.

Por ello, defendió que “la responsabilidad principal de las administraciones debe ser intentar evitar los flujos desordenados de inmigrantes, impidiendo las salidas y luchando con las mafias, que han demostrado carecer de la más mínima sensibilidad”.

El viceconsejero afirmó que “las migraciones son un fenómeno que va a ir en aumento y que son necesarias para mejorar los equilibrios económicos entre continentes”, por lo que apostó por hacerlo “de forma legal y con mucho respeto a los derechos y libertades de los ciudadanos que migran en el mundo”.

En este sentido, insistió en la obligación de la Unión Europea de “empezar a abrir cupos de trabajo temporal en España y los demás países para que estas personas puedan tener una posibilidad legal de salir de sus países y sacar a sus familias de la miseria”.

Estas acciones deben complementar la cooperación al desarrollo, la promoción de medidas para generar tejido productivo y la mejora de infraestructuras en los países africanos, que harán que en un futuro no muy lejano sea un continente “rico, estable y capaz de generar riqueza”, algo que reducirá los actuales desequilibrios y que “nos conviene a todos”.

Prórroga de Frontex

Sobre la muerte de los más de cien inmigrantes que viajaban en un cayuco rumbo a Canarias este fin de semana, se refirió también ayer el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, quien confió en que, tras la concedida para el primer semestre de 2007, habrá nuevas prórrogas que permitirán la continuidad del despliegue del operativo de control de fronteras de la UE, Frontex, en las aguas de las Islas.

Segura dijo que le resulta “profundamente duro e indignante pensar que haya personas jóvenes que se suban a un cayuco y se lancen desesperadamente a la búsqueda de otros horizontes”.

Consideró que es “ahí donde se encuentra el problema grave”, por lo que, “una vez más”, hizo una “llamada humanitaria a los gobiernos en los respectivos países y a la cooperación internacional para evitar e impedir de forma radical que trafiquen con seres humanos otras personas sin frontera ética”.

Ante estas tragedias humanitarias, “el Gobierno de España muy poco puede hacer porque es la pérdida de vidas humanas que tiene lugar a mucha distancia de España y de Canarias”.

Por su parte, el presidente de Coalición Canaria, Paulino Rivero, acusó ayer a las instituciones españolas y europeas de “mirar para otro lado” ante el “cementerio” en el que se ha convertido el Atlántico, después de que murieran el fin de semana más de cien emigrantes que pretendían alcanzar Canarias.

Si cien personas murieran en un accidente aéreo o una catástrofe natural, España, la Unión Europea y la comunidad internacional estarían volcadas con muestras de solidaridad e impulsando medidas que evitaran esas catástrofes, “pero parece que lo que viene de África es otra cosa, tiene otra dimensión, se le da menos importancia”, se lamentó Paulino Rivero.

“Han muerto en tres días 127 personas en el Atlántico, que se convierte en un cementerio y todo el mundo mirando para otro lado, parece que no ha pasado nada”, denunció.

El presidente de CC, que ofreció una rueda de prensa tras la reunión del comité permanente del partido, reclamó “más esfuerzo y perseverancia para evitar este drama” y subrayó que el único camino es la cooperación y el compromiso con los países de origen.