Está en primera línea de playa, recibiendo a los subsaharianos que llegan a Canarias tras horas de un viaje que los lleva a Europa o a la muerte. Comparte su frío, sus temores y sus esperanzas. Mercedes Férez Seijo es coordinadora del Programa de Inmigrantes de Cruz Roja en Tenerife y su labor no se queda en la acogida. También trata de sensibilizar a la sociedad canaria y española para que no responda a quienes llegan cerrando las puertas. Mercedes Férez habló de estas y otras cosas en las II Jornadas sobre Inmigración organizadas por Cruz Roja de Murcia.

– ¿Se ha notado una disminución de la llegada de cayucos con el invierno?

– Sí. Nuestro nivel de trabajo ha disminuido. Aun así seguimos con dos equipos de respuesta inmediata en el terreno, formados por un médico, un enfermero y un coordinador.

– ¿Con qué frecuencia llegan ahora las pateras?

– A un ritmo de una por semana, más o menos. En verano era incalculabe. Una detrás de otra. Sólo en agosto tuvimos el mismo número de cayucos que en todo el año anterior entero. Además, antes no llegaban pateras a Tenerife. Salían de Mauritania y llegaban a otros islas, como Fuerteventura. Ahora, que parten desde más al sur, desde Senegal, nos llegan muchas más.

– ¿En qué estado llegan los subsaharianos a los que atienden?

– Ahora llegan en un estado mucho peor que en verano. Muchos sufren hipotermias.

– ¿Cuál es la respuesta de la sociedad canaria?

– La primera reacción es la del miedo a lo desconocido. Desde Cruz Roja llevamos a cabo actuaciones para sensibilizar a la gente. Hay que normalizar el fenómeno.

– ¿Hay una visión demasiado catastrofista?

– Sí. La inmigración se ve desde una óptica catastrofista, pero es algo normal, que siempre ha ocurrido. Ahora son ellos los que vienen aquí, pero mañana podemos ser nosotros los inmigrantes. Mientras exista la diferencia norte – sur, la pobreza, seguirán viniendo.

– Algunos de estos subsaharianos son trasladados a Murcia a través del puente aéreo. Parte de la sociedad murciana rechaza estos vuelos…

– Las personas que llegan a Canarias no se quedan allí. Son distribuidas por la Península por el Gobierno central, que es quien tiene las competencias y llega a acuerdos de solidaridad con las comunidades autónomas. El porcentaje de la inmigración que llega desde Canarias y se distribuye por toda la Península es ínfimo en comparación con el volumen total que llega a España, que mayoritariamente viene por otras vías.