Este lunes se celebra el Día Internacional del Migrante, un fenómeno muy marcado en nuestro país con el gran flujo de migración a países como Costa Rica y Estados Unidos, entre otros, sin embargo, esta fecha es prácticamente desconocida para la mayoría de los nicaragüenses.

Realizamos un pequeño sondeo para saber si las personas sabían de la existencia de esta fecha en particular, cómo valoran el que los nicaragüenses tengan que emigrar a otros países, y cómo consideran que tendría que recordarse esta fecha.

Santiago Medina, de la comunidad de Las Breñas 2, de Nandaime, nos dijo no conocer sobre esta celebración en particular, pero que considera que las personas que han tenido que viajar lo hacen para mejorar su condición de vida, ya que en el país es difícil encontrar trabajo, opinión que fue compartida por Karla Amador Conrado, de Santa Teresa, Carazo, y por María Lidia Castro, de Nandaime.

Las personas con las que conversamos dijeron que este día debería ser celebrado con más realce, porque ellos (los migrantes) constituyen una fortaleza para el país, pues contribuyen de una manera significativa a la economía nacional a través de las remesas familiares, base fundamental del sostenimiento de sus familias.

Migración
Alrededor de un millón de nicaragüenses regularizados o indocumentados luchan diariamente en el extranjero (Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, etcétera), lo que representa el 18.86 por ciento de la población total de Nicaragua, que se ubica dentro de América Latina como uno de los países con mayor proporción de su población en el exterior.

Alrededor del 80 por ciento de los emigrantes pertenecen a la Población Económicamente Activa (PEA), y esta fuga de capital humano es uno de los aspectos negativos de la migración.

Los movimientos migratorios a gran escala han crecido mucho en los últimos años. Actualmente, alrededor de 150 millones de personas viven y trabajan fuera de sus países de origen, La proclamación del 18 de diciembre como Día Internacional de la Población Migrante, se debe, entre otros, al creciente número de migrantes que existe en el mundo, y a la preocupación internacional por asegurar su protección y el respeto de sus derechos y libertades fundamentales, según datos proporcionados por Unicef.

Nandaimeños a cortar caña en Costa Rica
No es desconocido para nadie que todos aquellos que se van del país lo hacen con la esperanza de una vida mejor. Cientos de nandaimeños en esta época salen rumbo a Costa Rica a los cortes de caña, naranja y café, y se espera que retornen en marzo o abril del próximo año.

Semanas atrás, salió uno de los primeros grupos a cortar caña a Liberia, en Costa Rica. Francisco Bustos, del barrio “Modesto Marín”, nos cuenta que desde 1990 viaja a Costa Rica a mediados de noviembre a los cortes, y se queda por un período de 5 meses, y el lugar donde se hospedan es facilitado por los contratistas que van hasta Nandaime en búsqueda de personas que deseen laborar en el ingenio.

A las personas que no tienen documentos migratorios, los contratistas les realizan los trámites, y después se lo descuentan de lo que ganan, lo mismo con el hospedaje y la comida. En el período que dura la zafra logra recoger casi 10 mil córdobas, “pero eso, ahorrando lo máximo posible “, nos comentaba Francisco Bustos
Un pilar de la economía
Oscar-René Vargas en su artículo: En Nicaragua: El ABC de la situación socio-económica, publicado en el sitio Web: www.telesurtv.net, sostiene que las remesas de los inmigrantes se han convertido en un pilar de la economía nicaragüense, hasta representar una quinta parte del PIB.

Las remesas hacia Nicaragua se han multiplicado por 100 desde 1990 hasta la fecha (2005), y es el elemento más dinámico del país. De un lado, permiten equilibrar el presupuesto de las familias; del otro, puede haber distorsiones, como que las familias dejen de trabajar al recibir el dinero.

Al menos 20 de cada 100 familias en Nicaragua dependen sobre todo de las remesas para sobrevivir. Éstas también significan la entrada de dinero que soporta las condiciones de vida de numerosas familias en todo el país.

En dieciséis años (1990-2005), Nicaragua recibió cerca de 5,587 millones de dólares en remesas. Un estudio del Banco Mundial indica que las remesas de los emigrantes alivian la pobreza y ayudan a elevar los niveles de salud infantil, asistencia escolar e inversiones en sus países de procedencia.

Las remesas reducen el nivel, la profundidad y la gravedad de la pobreza.