La afluencia de extranjeros no sólo ha revitalizado la natalidad sino que
ha confirmado al Madrileño como un decidido partidario del mestizaje. Las
estadísticas indican que en uno de cada seis matrimonios que se celebran
en Madrid participa, al menos, un extranjero. El 12,68 por ciento de los
matrimonios celebrados en 2005 incluía un fichaje foráneo (una boda de
cada ocho). Otro cico por ciento fue entre dos extranjeros. En un 17,92
por ciento (5.105, más de uno de cada seis) participa un cónyuge que no es
español. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, sin embargo,
Madrid no es todavía la que más apuesta por la mezcla, Baleares y Canarias
superan la proporción de uno de cada cuatro, así como Ceuta y Melilla. La
proporción de Madrid es similar a la de Cataluña. La media española si que
es inferior a la de la región, con un 14,17 por ciento.
   La
elección de los madrileños se decantó, principalmente por mujeres de
Sudamérica (1.317 casos). Tras ellas, las europeas (806) y africanas
(428). Las madrileñas, en esto, coincidieron con sus conciudadanos y se
casaron con sudamericanos (472), europeos (424) y africanos (284). En todo
caso, los mismos números de la inmigración podrían explicar estos casos,
que a causa de los controles de fronteras, ya no crecen tan rápido.
   Sea como sea, Madrid camina decididamente hacia una sociedad en la que la
diferencia ya no sea excluyente, sino factor de unidad.