Inmigrantes sin voz

Diario de Navarra, 18-12-2006

Inmigrantes sin voz

El Día Internacional del Migrante que se celebra hoy pretende recordar a los españoles que aún hay mucho que desconocen sobre sus nuevos vecinos extranjeros

LA rápida llegada de cuatro millones de inmigrantes (su número se ha multiplicado por seis en una década, hasta representar el 9% de la población) está dejando en «la mayoría de los españoles una imagen compleja, confusa y contradictoria» en la que conviven «elementos de comprensión y de rechazo».

Aunque, como destaca Carlos Giménez Romero, antropólogo de la Universidad Autónoma de Madrid y director del Observatorio de las Migraciones capitalino, la reciente consideración de esa realidad social como «principal problema del país no es una buena noticia» y hace barruntar mayores tormentas en el futuro. Máxime cuando sobran tópicos negativos en el imaginario colectivo y falta una mayor y mejor comunicación.

«Hablan de nosotros sin nosotros», se quejaba la directora de prensa de Canal Latino Televisión, Verónica Chelotti, en unas Jornadas sobre «Inmigración Latinoamericana y Medios de Comunicación» celebradas en la Casa de América.

Ausentes en los medios

«No tenemos voz en las noticias», coincidía la redactora de la revista Ocio Latino Adelaida Villamil, «pero sí en la publicidad», donde se aprovecha para promocionar «productos exclusivos para inmigrantes».

En cambio, se lamentaba Giménez al enmarcar la imagen social del inmigrante durante unas Jornadas sobre Los retos de la postadopción organizadas por la Universidad Pontificia Comillas, «muy pocos consideran una magnífica oportunidad» su aportación económica, fiscal y humana. Y ello cuando ya hay datos de que esta España desarrollada, sin ellos, ni podría seguir creciendo, ni podría cuidar bien a sus niños, mayores y personas dependientes.

Desde el Departamento de Sociología y Comunicación de la Universidad de Salamanca, Carlos Muñiz señala que el «encuadre negativo» del 70% de las noticias influye en una percepción ciudadana que revela ya «cierto racismo simbólico y sutil» y corre el «riesgo de convertirse en racismo discriminatorio».

Pero, a su juicio, también corresponde a «los inmigrantes, a través de sus asociaciones, esforzarse por ocupar espacios como una fuente informativa más y ofrecer encuadres positivos» en vez de resignarse, como apunta Villamil, «a que las busquen cuando hay sucesos conflictivos para generar controversia».

Al celebrarse hoy el Día Internacional del Migrante, cuya finalidad es llamar la atención sobre los problemas de más de 150 millones de personas que viven y trabajan fuera de sus países natales, el gran reto continúa siendo la adecuada integración en la sociedad receptora, que pasa por la relación directa y el conocimiento mutuo. Y mucho más en lugares como España donde el proceso migratorio ha sido vertiginoso y por momentos trágico, lo que exige un plus de reflexión y realismo.

Como apunta Giménez, «los cayucos suponen 25.000 dramas tremendos en el Atlántico, pero no pueden ocultar a los cuatro millones de extranjeros trabajando, cotizando, enamorándose y, en definitiva, haciéndose españoles».

Generalizaciones

Esta es la realidad mayoritaria y cotidiana (el 90% llega en avión, apenas el 1,7% lo hace en embarcaciones) que se pierde bajo las dolorosas imágenes de Canarias y el Estrecho y entre los tópicos negativos sobre delincuencia o parasitismo, que exageran sucesos anecdóticos y olvidan que en comunidades autónomas como Madrid aportan la décima parte de la riqueza.

Por eso los inmigrantes dejan ver su malestar ante el «espejo informativo» de su día a día y, como acaba de constatar un estudio de Bernardo Díaz Nosty, director del Departamento de Periodismo de la Universidad de Málaga, dos tercios de los extranjeros en España se sienten reflejados «mal» (27,3%) o «regular» (35,2%) en las noticias que se publican (o no) sobre ellos.

Lo más inquietante es que esa imagen deformada está elevando la percepción del proceso migratorio como problema. Si Muñiz recuerda que en sólo nueve años se han duplicado (del 29% al 60%) los españoles que consideran «demasiados» los extranjeros en el país, Giménez identifica un sector minoritario (10 – 15%) con una actitud adversa que roza la xenofobia.

El resto se reparte entre el 15% y el 20% con una posición «opuesta pero muy constructiva» y aquella «mayoría confusa y contradictoria» a la que «tenemos que ganar» para la causa de la comprensión y la integración.

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