Una vez ha abandonado el ejercicio de la política activa, el ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, está más locuaz que nunca. Aprovecha cualquier ocasión para exponer distendidamente sus opiniones acerca de cualquier tema de actualidad y, en el caso de ayer, les tocó el turno a la educación y a la enseñanza.

En una situación como la actual, donde la llegada de inmigrantes que no proceden del resto de España está alcanzando cotas desconocidas hasta ahora, Pujol opina que el sistema de inmersión lingüística en las escuelas catalanas es «irrenunciable». Piensa que los recién llegados se inclinan mayoritariamente «por aprender una de las dos lenguas, el castellano», y cree que, si el catalán «no es útil», acabará desapareciendo. «No podemos transigir con la inmersión lingüística. Necesitamos una identidad de raíces y una identidad de proyecto de futuro», abundó.

El ex presidente de la Generalitat se mostró también de acuerdo, aunque con matices, con la propuesta del primer ministro británico, Tony Blair, de someter a examen a los inmigrantes para acreditar su integración social y concederles la ciudadanía.

«La gente que viene de fuera tiene que hacer un esfuerzo para integrarse y cualquier país ha de pedir que se sepa su lengua», declaró Pujol durante la presentación de un seminario sobre demografía que organiza hoy el Centro de Estudios que lleva su nombre.

El ex presidente de la Generalitat, siempre controvertido en temas de inmigración, explicó que, además de conocer el catalán, los inmigrantes que viven en Cataluña deberían tener unos mínimos conocimientos de la historia del país, así como tener presente que en esta sociedad rige la igualdad de sexos y que «hay determinadas normas de convivencia» que se han de cumplir, como por ejemplo «no hacer ruido por la noche durante el Ramadán».

Pujol advirtió de que la baja natalidad que existe en Cataluña, con 1,2 hijos por familia, y el incesante incremento de la inmigración «podrían hacer desaparecer la colectividad catalana» como algo diferenciado, no como un lugar donde reside «la gente de la punta nordeste de España».

«A los políticos les cuesta hablar de esto, pero desde fuera de la política se tiene que hablar, porque es suicida no hacerlo», dijo Pujol, quien en diversas ocasiones ha recordado que él ya está «apartado de la política».

El ex presidente lamentó que el hecho de que se pierda la identidad catalana «no preocupe a mucha gente», pese a que es «evidente» que el catalán está «reculando» como lengua hablada en el día a día. «Sólo hace falta ir por la calle o coger el metro. No hace falta ser un sabio para verlo», subrayó.