Al otro lado de la frontera
Diario de Noticias, 13-12-2006A P.N. le faltan dos dedos del pie derecho. Los perdió en septiembre de 2005 al saltar la valla de Melilla, debido a los disparos presuntamente efectuados por la Guardia Civil española. Su caso no ha sido investigado, como tampoco lo han sido otros casos de lesiones ni las 13 muertes ocurridas entonces a ambos lados de la frontera.
Durante todo el año 2005 las personas que huían de la violencia, la injusticia y las privaciones y que lograban cruzar las fronteras meridionales de España en el norte de África, las Islas Canarias y Andalucía siguieron encontrándose con obstáculos a la hora de acceder a los procedimientos de asilo. Se negaba a los solicitantes de asilo la orientación y el apoyo jurídico necesarios. En Ceuta y Melilla, los migrantes permanecían recluidos en centros de internamiento masificados y muchos fueron devueltos ilegalmente a Marruecos.
El acoso a migrantes en campos no oficiales de Marruecos y las medidas adoptadas para elevar las vallas que rodeaban Ceuta y Melilla dieron lugar desde finales de agosto de 2005 a intentos en masa de cruzar la frontera hasta territorio español. Al menos 13 migrantes murieron y decenas resultaron heridos, muchos de ellos, según informes, a consecuencia del uso excesivo de la fuerza o de malos tratos por parte de los cuerpos de seguridad españoles y marroquíes.
A pesar del anuncio de Zapatero de que las autoridades de ambos países realizarían una investigación conjunta, al concluir 2005 no parecía que se hubiese iniciado dicha investigación. Las condiciones de algunos centros de detención de menores eran tan deficientes que constituían “malos tratos institucionales”. A finales de septiembre de 2005, las autoridades españolas desplegaron 480 soldados adicionales para vigilar las fronteras. Durante ese mismo periodo, cerca de 2.000 migrantes y solicitantes de asilo que habían logrado entrar en Ceuta y Melilla permanecían en centros de estancia temporal. Otros fueron expulsados ilegalmente. En octubre, las autoridades marroquíes trasladaron en autobuses a cientos de hombres, mujeres, niños y niñas a la frontera con Argelia. Ese mismo mes, Médicos Sin Fronteras comunicó que había encontrado a más de 500 migrantes, en algunos casos esposados unos a otros, a quienes las autoridades marroquíes habían abandonado en el desierto sin agua ni alimentos.
Aunque las autoridades españolas y marroquíes han abierto investigaciones sobre las muertes, todavía no se han hecho públicos los resultados de ninguna de ellas, y no hay suficientes garantías de que esas investigaciones sean exhaustivas, independientes e imparciales. Amnistía Internacional no tiene conocimiento de que se hayan tomado medidas preventivas contra los sospechosos de ser responsables de las muertes y malos tratos. El 3 de julio de 2006 se produjeron otras tres muertes cerca de las vallas de Ceuta y Melilla, en el norte de Marruecos, mientras las víctimas trataban de entrar en España. Aunque se desconocen las causas de estas muertes, se han recibido informes que hablan de prolongados tiroteos y se cree que al menos una de ellas fue causada por heridas de bala.
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