Zapatero regresa de Argelia sin lograr ni uno solo de los objetivos que se había fijado

El presidente únicamente obtiene en su visita la firma de un acuerdo de extradición Bouteflika censura la «indiferencia» del Gobierno central hacia el pueblo saharaui

Diario Vasco, 13-12-2006

ARGEL. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, terminó su visita a Argelia sin lograr ni uno solo de los objetivos que habían sido fijados por su equipo. El presidente argelino pasó factura al jefe del Ejecutivo por su relación preferencial con Marruecos y su cambio de postura en relación al problema del Sahara Occidental. Abdelaziz Bouteflika aplazó sin fecha la firma de un acuerdo en materia de seguridad, que España busca desde 1999, y rechazó hacer cualquier concesión a su invitado en materia energética.

El líder argelino se reunió con Rodríguez Zapatero y le obsequió con un almuerzo, que aprovechó para reprocharle su postura pro marroquí en el contencioso del Sáhara. Bouteflika no olvida que en su anterior visita, en julio de 2004, el presidente del Gobierno enterró el llamado plan Baker, que contemplaba una solución basada en el derecho de autodeterminación para el pueblo saharaui. Desde entonces, el Ejecutivo opina que debe haber un acuerdo que satisfaga a Marruecos y al Frente Polisario en el marco de la legalidad internacional, algo imposible porque los saharauis han dicho que no renunciarán a la independencia.

Rodríguez Zapatero, que compareció junto a Bouteflika para hacer una declaración en la que no admitió preguntas, pasó de puntillas sobre el asunto y señalo que «una vez más hemos profundizado en las claves para aquello que debe ser una solución». Su anfitrión rechazó hablar ante los medios de comunicación pero luego, durante el almuerzo, aprovechó el brindis para reprocharle a Rodríguez Zapatero que «España no puede quedarse indiferente ante la suerte actual del pueblo saharaui, que ustedes han colonizado desde 1885 hasta 1975».

Despliegue infructuoso

Rodríguez Zapatero quiso, en su visita a Argelia para participar en la tercera Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos gobiernos, impulsar de manera decidida la relación con este vecino mediterráneo, que se enfrió tras su llegada al Gobierno y su decisión de priorizar los contactos con Marruecos.

Para ello, viajó junto a los ministros de Exteriores, Interior, Justicia e Industria. Ese despliegue fue finalmente infructuoso, pues Bouteflika sólo firmó una vaga declaración, que habla de iniciar «una nueva etapa hacia el establecimiento de una relación de amistad, confianza y partenariado económico privilegiado», y un convenio de extradición, por el que ambos gobiernos podrán pedir la entrega de sus ciudadanos. COLPISA

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