El canciller Gert Rosenthal advirtió que el próximo año, el Gobierno hará una campaña de presión en Estados Unidos, en aras de conseguir una reforma migratoria beneficiosa para los guatemaltecos que viven en esa nación sin solventar su situación legal.
“Vamos a tratar de ayudar a influir sobre los medios (de comunicación) y la opinión pública, para darle impulso a esa legislación. Nos tenemos que cuidar un poco, porque no queremos entrometernos en la política doméstica de este país”, afirmó el funcionario, tras reunirse con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en Washington.
Rosenthal consideró que “hay espacios de maniobra” en la nación estadounidense, los cuales “trataremos de aprovechar al máximo” en busca de mejoras para los chapines.
El diplomático también dijo que, a raíz de la victoria del partido Demócrata en los comicios del 7 de noviembre, las posibilidades de una reforma a favor de los migrantes “han mejorado muchísimo”.
Juan García, líder de los chapines asentados en Rodhe Island, dijo que ellos también se están organizando para cabildear y hacer presión en busca de una reforma migratoria que los beneficie.

Revisarían casos
Rosenthal, en compañía de Marta Altolaguirre, viceministra de Relaciones Exteriores y encargada del tema migratorio, se reunió, además, con Thomas Shannon, secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, y con Emilio González, director de Servicios de Inmigración y Ciudadanía, del Departamento de Seguridad Interna. A ellos expresó la preocupación del Gobierno por el incremento de las deportaciones.
“Él (González) nos pidió que le mandáramos casos concretos, algunos en los cuales se cometieron excesos en el manejo de la información y llevaron a la orden de deportación”, dijo Altolaguirre, aunque Rosenthal reconoció que, en este tema, Rice no hizo ninguna promesa.
En los encuentros también se trató el tema del narcotráfico y la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio. No discutieron el asunto de las adopciones, que preocupa al gobierno de George W. Bush, debido a que no hay mecanismos confiables para entregar en adopciones a infantes.