El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que consta de 30 artículos cuyo objetivo fundamental es la afirmación del valor de las personas en tanto individuos libres.

Desde entonces, los pueblos han luchado para que dicha declaración se cumpla en todos sus aspectos, sin embargo, muchas tareas todavía quedan pendientes a la humanidad para sentirse satisfecha en lo que tiene que ver con las metas que ella misma se impuso.

El artículo 26 de la Declaración señala, en su inciso primero, que –toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos—Ese artículo solo confirman la obligación y la necesidad de que los gobiernos inviertan en educación de manera prioritaria. En este sentido, cuando vemos el estado de la educación pública del Ecuador, nos preguntamos para qué sirven las disputas políticas de las élites si el cumplimiento de un derecho fundamental está al garete.

La Declaración defiende el derecho a la vida de las personas, razón por la que estoy en contra de la pena de muerte en cualquier lugar o por cualquier motivo. Según el sitio www.nodeathpenalty.org., la pena de muerte es racista: los afroamericanos constituyen el 12% de la población de EE.UU., pero son de 43% de los sentenciados a muerte; castiga a los pobres: más del 90% de los condenados son indigentes; condena a los inocentes: desde 1976, más de 82 personas han sido liberadas después de estar sentenciadas a muerte al encontrarlas inocentes en nuevos procesos; no detiene la violencia criminal; un estudio del FBI muestra que los Estados que han abolido la pena de muerte tienen una tasa mayor de asesinatos que aquellos que la mantienen; y es cruel e inusual castigo; 13 personas desde 1976, han sido ejecutadas por crímenes cometidos cuando tenían menos de 18 años y 34 incapacidades mentales han sido ejecutados.

El artículo 5 dice que nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes y el 9 que nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado. En este punto, Bus tiene cuentas que rendir. Para empezar, el horror de la Basa de Guantánamo: una cárcel por donde han pasado 70.000 personas, creada bajo el escudo de luchar contra el terrorismo y que se ha convertido en una prisión donde se tortura y se mantiene a la gente sin fórmula de juicio.

Un lugar donde se practica un terrorismo de Estado que desdice del género humano y en el que el diseño de las torturas fue aprobado por Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa de los Estados Unidos. Además, también denunciada por Amnistía Internacional, la CIA ha llevado a cabo alrededor de 800 vuelos con origen a aterrizaje en Europa transportando prisioneros sospechosos de terrorismo, sin fórmula de juicio, entre septiembre de 2001 y de 2005 y, los que es peor, entregándolos a gobiernos en donde sus derechos no están garantizados.

Los Derechos Humanos debe ser asumidos por la ciudadanía del planeta, pues la violación del derecho de una persona es el germen para la violación de los derechos de todos nosotros.