"EL PORVENIR". MÉXICO

Encuentran migrantes cobijo en albergue “Belem”

A este albergue llegan salvadoreños, guatemaltecos, hondureños, cubanos, y cada vez, de lugares más lejanos, como Sri Lanka

Prensa Latinoamericana, 10-12-2006

Los migrantes centroamericanos que van a Estados Unidos en busca de una mejor oportunidad, en México, enfrentan varios peligros, uno, el tren, que les quita la vida o les amputa un miembro, y otro, “la autoridad, que les quita la dignidad”, o los militares que los siguen deteniendo y robando, sostiene el padre Flor María Rigonni, quien dirige el albergue “Belem” para migrantes.

A este albergue llegan salvadoreños, guatemaltecos, hondureños, cubanos, y cada vez, de lugares más lejanos, como Sri Lanka.

A este albergue llegan en busca de un lugar que les dé cobijo y protección de los abusos de que son objeto por parte de militares, policías, y pobladores, que los asaltan, los violan, los golpean, los hieren.

El religioso, Flor de María Rigonni que el próximo miércoles recibirá en Los Pinos, el Premio Nacional de Derechos Humanos 2006 que le otorgó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), relata: “uno de los testimonios más dolorosos que recuerdo, es el de tres mujeres de El Salvador que fueron violadas por ocho hombres.

El último en ultrajarlas fue un muchacho de 12 años. Una de ellas, me contó –dice el padre—, ‘cuando estaba encima de mi, le dije, piénsalo, podrías ser mi hijo’.

A una de esa mujeres ultrajadas la tuvimos que llevar al hospital, la desgarraron”. Otro caso, de esos que impactan, es el de la agresión por militares.

“He de reconocer que el ejército estaba violando los derechos humanos de los migrantes.

Ahí tengo unas fotos, de un soldado con su bota sobre la espalda de un indocumentado centroamericano.

Es impresionante, porque con las lo amenazaba, ‘si te preguntan quién te robó, les dices que fue la policía’, le advertía”, relata el padre.

Italiano de nacimiento y nacionalizado mexicano, el padre Flor de María, con cuarenta años de sacerdocio, ha dedicado la mayor parte de ellos, a atender y defender a los migrantes.

Primero, en Alemania, después en Tijuana, Baja California Norte, y los últimos diez años, en Tapachula.

En entrevista, sostiene: “en el Consejo Consultivo de Migración, que creó el gobierno de Vicente Fox, le reprochamos al gobierno que ha pecado de omisión con los migrantes, no tenemos una Ley de Migración, y el otro pecado, es que –el gobierno- se bajó los pantalones de la dignidad del pueblo mexicano, ante Estados Unidos”.

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