«Tenemos tradición migratoria, pero no aceptamos la inmigración ilegal»
ABC, 10-12-2006- ¿No hay miedo a la pérdida de identidad, con casi 300.000 inmigrantes en dos años en un país que tiene en estos momentos cuatro millones de habitantes?
- Tenemos que trabajar duro porque no es algo que podamos dar por garantizado. Pero creo que muchos de los que han venido se marcharán. Así ocurrió con los irlandeses que emigraron; muchos de ellos fueron moviéndose por varios países. Los polacos altamente especializados en la construcción, por ejemplo, en su mayoría se irán probablemente a otra parte con el tiempo. Y en eso piensan los lituanos, cuando envían a sus familias el dinero que ganan, algo que las familias irlandesas entienden porque los que salieron fuera les ayudaron a sobrevivir aquí.
- Aparte de que ese incremento se debe sobre todo a inmigración europea, de más fácil integración, ¿a qué se debe que la cuestión no haya provocado rechazo social?
- Somos una isla en el Atlántico, en la periferia de Europa, con gran tradición de emigración. Los grandes números de la emigración irlandesa sólo se pararon hace 16 años. Hasta entonces, con un paro del 18 por ciento, casi cada persona que salía de la educación superior emigraba, principalmente a EE.UU., Australia, Canadá y Gran Bretaña. La gente conoce ese lado y entiende que ahora otra gente venga aquí a trabajar; es tolerante si no se trata de una inmigración ilegal y sabe que es bueno desde el punto de vista económico. Todo indica que los inmigrantes están integrados en nuestra sociedad, sin causar demasiados problemas, por lo que la gente no tiene miedo al fenómeno.
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